Álbum musical destacado por la página web oficial de la Universidad Nacional de Educación Pública Estatal Española (UNED). Apartado dedicado a MIGUEL HERNÁNDEZ, "Poemas musicalizados y discografía". Incluído también en la obra literaria del escritor y colaborador de Radio Nacional de España Fernando González Lucini, "MIGUEL HERNÁNDEZ ...Y su palabra se hizo música".

viernes, 24 de agosto de 2018

Leyendas de Abanilla: La Santa Cruz


Durante la Guerra de los Dos Pedros, la hueste aragonesa del Pedro el Ceremonioso rey de la Corona de Aragón se detuvo junto al río Chícamo, junto al huerto de Mahoya.

Entre sus tropas, había unos extraños personajes conocidos como los Custodios por su labor de protección de las reliquias que transportaban, en este caso, los fragmentos del Lignum Crucis de Nuestro Señor, que eran propiedad del Arzobispo de Zaragoza.

No se sabe si por prisas o por necesidad, los objetos custodiados fueron dejados a su suerte junto a una acequia tras la derrota de la Batalla de La Matanza en la que los de Aragón trataron de poner a salvo sus vidas.

Unos huertanos que las descubrieron se hicieron cargo de ellas y las depositaron a los pies del parróco de la Iglesia de San José que las guardó en el altar mayor del templo.

Pero cuando fueron a buscar las reliquias en su lugar de retiro se toparon con que habían desaparecido, y esto ocurrió hasta en dos ocasiones.

No sabemos por gracia de qué tipo de prodigio, las reliquias volvían de manera inexplicable a su lugar inciial junto a la acequia.

Al final, comprendieron que aquello era una señal divina y entre todos se pusieron de acuerdo en erigir una ermita en ese lugar para que sirviera de refugio a los santos objetos originándose al mismo tiempo La Hermandad de la Santa Cruz. (Se tienen registros desde 1564).

Toda la documentación original de dicha hermandad y la reliquia auténtica fue destruida durante la Guerra Civil.

Hoy día se venera una reproducción que constituye una donación personal del Papa Pío XII realizada en 1939.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Una leyenda que nos atañe: La sopa de ajos y el rey


Estando el rey Jaime I, llamado El Conquistador, en la ciudad de Teruel preparando su próxima conquista, cayó en una terrible enfermedad y los médicos de la corte se vieron incapacitados de tratar su mal.

Se buscó entonces el consejo de otros expertos, entre ellos varios de los judíos más sabios del reino de Aragón pero fue en vano ya que cada día que pasaba empeoraba su salud.
Uno de los súbditos del rey, recordando un remedio con el que habían conseguido curar a un pariente suyo, informó de una posible solución explicando a los demás en que consistía dicho remedio y los médicos lo aceptaron por su desesperación aunque lo consideraban un disparate, ya que lo que se propuso era tan simple poner a hervir en una cazuela agua, pan y ajos.

El agua y el pan corrían con abundancia por todo el reino pero el ajo era un producto que no era muy conocido por aquellos lares.

Se indagó sobre dónde podría obtenerse esa pieza tan maravillosa a la que se le atribuían poderes curativos y uno de ellos acertó al manifestar que era en tierras de Valencia, cerca del Mediterráneo, en donde esperaban los moros el ataque inminente.

Se preparó una expedición compuesta por seis audaces caballeros valerosos que no tenían miedo a perder sus vidas entrando en territorio enemigo.

La empresa casi resultó en fracaso ya que de los seis solo consiguió regresar uno y mal herido con cinco cabezas de ajos.


Las hábiles manos de una anciana experta preparó el brebaje conocido como sopa de ajos que fue engullida por el rey no sin disgusto por el sabor tan fuerte o el olor que despedía.

Pero ante los atónitos ojos de los incapaces sanadores, la salud del rey se recobró un muy pocos días

Fue tal el estado del mejoría que le produjo el brebaje que el rey pidió a continuación poder disfrutar de un banquete compuesto por chuletas de ciervo.

Después se retiró a descansar y al despertar llamó a sus consejeros que le informaron de todo lo ocurrido durante su convalecencia, de lo a punto que había estado de perder la vida y de lo caro que había salido el ir a buscar el remedio.

El rey dispuso entonces que se recompensara a las familias de los caballeros fallecidos y se entrevistó con el que había sido malherido otorgándoles ciertos dones además de una gratificante recompensa.
Y por ley se decretó que se cultivaran en todo el reino aquellos productos agrícolas que tan buenos resultados habían dado salvándole incluso de una muerte segura. 


martes, 14 de agosto de 2018

La desconocida de Santa Bárbara


Entre las curiosidades y anécdotas que el investigador puede encontrar en el Archivo del Obispado de Orihuela hay una que tiene un sabor especial y que parece no haber llamado la atención de ninguno de los anteriores cronistas y documentalistas de nuestra ciudad que parecen estar más atareados por dar cifras de dineros y sueldos que de tratar de acercarnos a las verdaderas vidas de las personas que moraron en esas épocas remotas de las que nos hablan siempre con lejanía, con lo que ellos llaman objetividad. (Pequeño guiño desde el respeto y con cariño).

Pues bien, buceando entre miles de documentos de todo tipo y color, un avispado historiador desconocido en Orihuela, encontró un Acta de Bautismo con fecha del 28 de abril de 1709 de una niña llamada Josefa María Felicia cuya extraña aparición sigue siendo un quebradero de cabeza para los estudiosos en la actualidad.

Todo ocurrió durante la época en la que se produjo la llamada guerra de Sucesión.

Después de un terrible sitio a la fortaleza los partidarios borbónicos entraron a tomar posesión en los recintos del castillo de Santa Bárbara de Alicante y entre otras muchas cosas que obtuvieron en su botín se toparon de bruces con el rostro perdido de una niña que caminaba por allí como si con ella no fuera la cosa.

Lo extraño es que nadie reclamó a la pequeña como suya. Ninguno de los dos bandos la conocía, sabía quien era o cómo había aparecido allí. ¿Se trataba quizás de la hija de alguien de tanta importancia que hizo que los que la conocían no dejaran pistas de su origen? y ¿Por qué la niña fue incapaz de dar los nombres de sus familiares?, ¿Por qué no se pudo acceder a ella?

Con la mirada perdida la niña caminaba sobre las ruinas de la fortaleza en un ambiente que se alejaba de lo tranquilo y lo armonioso. Jamás le arrancaron una palabra, un nombre. ¿Es que acaso los niños no hablan?

El vicario de Santa María, Juan Bautista López, ante la imposibilidad de saber si la niña había sido bautizada o no, le brindó el mencionado sacramento otorgándole dicho nombre y apellidos.

Nunca fue reclamada por nadie y por tanto nunca se supo ni su origen ni descendencia.

Algunos creen que se trataba de la hija de alguno de los mandos británicos que apoyaron la causa de los Austrias que seguramente habrían perecido en el fragor de la batalla.

O posiblemente, la descendiente de algún comerciante que tratando de proteger su vida y las de los suyos habría buscando refugio entre los muros de la fortaleza.

O quizás una viajera del tiempo que acabó cayendo en una época a la que no pertenecía.

El caso es que la niña no solo sobrevivió a la batalla ya que fue de las pocas supervivientes que logró salir ilesa de la conocida como enfermedad del Piojo Verde que causó miles de víctimas.

A partir del acta de bautismo se le pierde la pista. Tan solo nos queda en el registro el nombre de una mujer que se hizo cargo de ella.

Más allá, el silencio del olvido.


Basado en un texto de JOSÉ VILASECA

domingo, 5 de agosto de 2018

La tumba del alcaide del Castillo de Orihuela


Tras las investigaciones del mayor experto en el castillo de Orihuela, Juan Ignacio Caballero, se ha conseguido identificar la tumba del que fue alcaide del mismo Don Jofré Gilabert de Cruilles.

"Su cuerpo fue enterrado en la iglesia del convento de San Francisco de Gerona, en un hermoso sarcófago expuestos hoy en día, después de varias traducciones, museo de la ciudad. La escultura presenta detalles arcaicos del período gótico temprano, típico de la escultura funeraria catalana: los ojos cerrados, con los párpados separados por una línea simple y exagerada globosa. Almirante fallecido, vestido con su insignia, una cota de malla que sólo deja descubierto el óvalo de la cara anterior de la barbilla, se representa tumbado con la cabeza apoyada sobre una almohada, con los brazos cruzados sobre el abdomen. Un gran escudo con los brazos de la familia cubre parcialmente las piernas desde la cintura hacia abajo, dejando los pies cubiertos con zapatos de punta alargados que descansan sobre un león descubierto. En el frente de la inscripción tumba flanqueada por dos pares de escudos heráldicos insertados en arcos trilobulados gótico dice el sacrificio de la noble comandante en defensa del cristianismo."



domingo, 22 de julio de 2018

Mi primera experiencia en vivo en una investigación paranormal


Hace unos pocos días recibí un correo electrónico en donde una persona me transmitía un pesar muy grande pues me contaba que por las noches era incapaz de pegar ojo en su domicilio al transcurrir una serie de fenómenos extraños que la tenían atormentada.

Me puse en contacto con mis amigos los investigadores del 
Grupo G.I.P. SanCis que no dudaron en acudir al rescate de dicha persona.

Esto fue el sábado 21 de Julio a las 19:00 de la tarde.

Mi mujer y yo acudimos como invitados a esta investigación en vivo.

Llegamos con retraso por culpa de unas pequeñas complicaciones de última hora.

Pero, nada más entrar a la vivienda, la sensación que me dio fue de que aquello era una pequeña locura, pues conforme ponía mis pies en el pasillo, los pitos ensordecedores de los detectores de presencias no paraban de chillar con su sonido atronador.

Así que tuve una sensación muy extraña. Pues comparado con los programas de misterio como Cuarto Milenio que te lo presentan todo de noche, bonito, con música tétrica...

Aquello era diferente, pues la luz entraba por todas partes.

El aire fresco escaseaba ya que no corría ni una pizca de corriente. Así que la sensación primera fue de agobio pues la casa estaba llena de gente atareada con sus equipos y todos sudábamos sin cesar. En total éramos siete personas.

Cuando llegamos, las pilas de varios instrumentos y las baterías recargables ya habían dejado de funcionar, como si algo allí les hubiera robado toda la energía, y Vero, mientras nos ponía al corriente de la situación, mandaba a uno de los integrantes de su equipo que sacara del maletín nuevas cargas para poder seguir con su trabajo.



La estampa era la siguiente, una mesita de café en donde nos habían colocado un vaso con refresco a cada uno y en la parte de la izquierda, una campanilla con la que incitar a los entes y una Spirit Vox con su pertinente grabadora conectada para ir registrando toda la actividad de la misma.



Vero nos invitó a entrar en varias habitaciones para ver si éramos capaces de sentir algo y recuerdo que en una de ellas sentí un escalofrío y un cosquilleo en la nuca con solo poner un pie cerca de la puerta. Mi mujer dijo que no sentía nada. Pero pasados unos segundos, como si algo frío nos tocase las piernas sí que fue percibido por ambos.

En varias habitaciones se habían colocado una serie de dispositivos electrónicos para detectar presencias o movimientos y otro tipo de equipo que no supe para qué servía.

Adri hacía una lectura de la energía de la casa mientras nosotros nos volvimos a la habitación donde nos habían puesto la bebida que no era otra cosa que un zumito.

Todo el equipo y la dueña de la casa instalados junto al pequeño balcón tratando de conseguir algo de alivio en esa tarde tan calurosa.

Vero dijo en voz alta para demostrarnos como actuaban:

- ¿Podéis disparar el sensor de movimiento?- 


Y la respuesta fue instantánea. Un pitido sonó a lo lejos en una de las habitaciones donde estaban colocados los sensores de presencia.


Luego unas palabras registradas en la Spirit Vox que no supe identificar.

Esto duró un buen rato en la que a determinadas preguntas se producían consecuentes acciones sin explicación.

La verdad es que me mantuve escéptico, firme en mis convicciones de que allí no había nada y que todo no era más que autosugestión.

Pero entonces empezaron las respuestas inteligentes irrefutables de lo que hubiese en aquel sitio.

Se mantuvo una conversación con algo que respondía a cada pregunta, bien utilizando los detectores con un pitido o dos para indicar sí o no, o bien a través de voces que hablaban por la Spirit Vox.

Me sorprendió escuchar una palabra que identificamos como “kiti”.



Al principio no le di importancia pues no tenía sentido para mi. Pero Vero nos aclaró que kiti precisamente era como se llamaba una de las dos chicas que estaban sentadas delante de la Spirit Vox junto a nosotros.

Me pareció muy significativo la tranquilidad y elegancia con la que manejaban la situación los del equipo, como si lo hubieran hecho miles de veces y ya no les sorprendiera nada de lo que ocurriera, hablaban con el ente o los entes con naturalidad, sin temor, como si los vieran allí mismo.

Yo miraba a mi mujer una y otra vez. Pero aún necesitaba una prueba que no fuese dependiente de la interpretación subjetiva, sino que ocurriera algo que me diera autenticidad del fenómeno.

Entonces empezaron los olores.

Un olor desagradable apareció por toda la casa. Intentamos detectar su origen, en la calle, en la escalera, entre los vecinos preguntándoles. Era seguro que aquello venía de la propia vivienda.

Aún así, no era suficiente para mi.

Escuchamos un golpe en directo y Vero fue a verificar lo que había ocurrido.

Nada, un golpe extraño sin sentido que no adivinamos su significado pero que no obedecía a nada físico que hubiese ocurrido.

Después de un buen rato Vero decidió que era el momento de “limpiar” la casa de esos seres espirituales a los que denominó como “Larvas”.

Así que el equipo se puso manos a la obra y cada uno acudió a una faena distinta dejándonos solos en aquella habitación a mi mujer y a mi con la dueña de la casa.

La señora se sentó frente a una mesa con la Spirit Vox casi pegada a su boca y empezó a hacerle una serie de preguntas y allí fue cuando mi escepticismo empezó a derrumbarse por completo.

Los dos hechos más relevantes en aquella conversación inteligente fueron tal y como cuento:

La señora preguntó:

-¿Quién eres? ¿Eres de Marruecos?- (La mujer había vivido una temporada allí).

El aparato chisporreó un segundo y la repuesta fue inmediata, ya que una voz respondió electrónicamente: “Marruecos”. Cosa que es imposible, si alguien sabe como funciona una Spirit Vox tiene que saber que hay una entre mil millones de posibilidades para que ocurra semejante hecho.

Pero la cosa no acaba ahí, la dueña preguntó entonces:

-¿Cual es tú propósito?, ¿Quieres, hacerme daño?

De nuevo una pausa muy breve de mili segundos y después una voz diferente a la anterior pero del mismo estilo respondía:

- ¡Por supuesto!-


Noté como a mi mujer se le quedaba la cara en blanco. Habíamos asistido a una conversación en directo como mínimo con alguna conciencia inteligente e invisible que respondía con descaro a las preguntas.

Y así varias respuestas más.

Todo quedó registrado en las grabadoras de audio pero no tengo el permiso para ponerlas por petición de la dueña de la vivienda que teme por si alguien la reconoce y no quiere pasar como una lunática entre sus vecinos.

No tengo respuestas para lo que vivimos allí.

¿Casualidades?, podría ser por supuesto pero les aseguro que no hay trampa ni cartón. Yo mismo fui testigo de todo cuanto les relato.

Ya no fue cosa de interpretar lo que la voz había dicho como en las clásicas psicofonías, las palabras que escuchamos fueron claras y concisas como nunca había oído en un programa de misterio.

¿Fueron emisoras de radio que se colaron en ese mismo instante pronunciando justo las respuestas a nuestras preguntas?, júzguenlo ustedes mismos.



Es muy difícil atribuirles el mérito a las emisoras cuando nombres de los que estábamos allí sonaron por el altavoz de la Spirit Vox como Kity, Vero, Adri.

Los golpes que sonaron sin sentido y que no obedecen a ninguna lógica sensata, el olor desagradable. 


No sé que explicación tendrá pero haberlo vivido en directo fue emocionante, sin ese toque mágico que le da la nocturnidad de los programas adulterados de radio o televisión, pero suficiente para mantenernos alerta y con los nervios a flor de piel.

La aventura terminó en plena luz, ya que no había oscurecido todavía y con la casa supuestamente limpia de malas energías.

La mujer se quedó satisfecha y con la esperanza de haberse librado del problema.

El equipo de Vero había realizado un buen trabajo y de forma completamente altruista, sin pedir nada a cambio.

Nosotros mismos fuimos de habitación en habitación comprobando que las sensaciones que habíamos tenido al principio al llegar a la casa ya no se producían. Ni rastro de escalofríos, cosquilleos ni corrientes de aire fresco que nos rozara las piernas.

Nos despedimos con una breve charla en la calle y después, cada uno para su casa.

Bueno, en nuestro caso, corriendo para ver el desfile de los moros que estaba a punto de empezar. 

Fue una experiencia espectacular que no me va a cambiar lo que pienso de todo este tema ya que sigo firme a mis propias teorías, pero que era obligatoria que la tuviéramos algún día y ha sido fantástica.


jueves, 28 de junio de 2018

10 mil euros es el precio a pagar por tener en exclusiva las fotografías inéditas del Ave María de Orihuela



¿Valen realmente 10 mil euros estas viejas fotografías de la desaparecida escuela del Ave María de Orihuela?

¿Justifica la posible aparición del poeta Miguel Hernández el alto precio al que salen a la venta?










domingo, 11 de marzo de 2018

Las pinturas de Eduardo Vicente de la Catedral


Es una delicia el poder contemplar en la Catedral de Orihuela obras que lamentablemente son poco conocidas pero no exentas de majestuosidad como las pinturas del autor madrileño Eduardo Vicente, "Las almas del Purgatorio", "La curación de los leprosos" o "El bautismo de Jesús".

Una de las pocas personas que tuvieron la suerte de poder capturar la esencia de uno de los rostros poéticos más famosos del mundo. Nos referimos al retratista de nuestro querido poeta inmortal.



Los cuadros de este autor contienen una esencia a la vez mística y trágica que parece profetizar los hechos misteriosos que rodearon a su propia muerte.

¿Qué contenían las pinturas de este hombre que en 1937 algunas de ellas fueron expuestas junto a la obra más famosa de Picasso, El Guernica, en la exposición internacional de París?

Estuvo muy influenciado por las obras de Goya ya que parte de su vida trabajó en la reproducción de las pinturas negras del pintor zaragozano.


Era un hombre que sabía captar y transmitir la misma esencia de la muerte.

Estrella tenemos los oriolanos de conservar varias obras de él aquí en nuestra ciudad.







EL PURGATORIO

El Purgatorio, la magnífica obra maestra pintada por el talentoso Eduardo Vicente, presenta a diez almas impuras que sufren en el fuego purificador mientras se liberan de sus pecados. Esta obra desgarradora de 3x2,30 metros, creada en el oscuro y turbulento año de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, es una impresionante muestra del talento artístico de Vicente. En ella, podemos apreciar cómo los ángeles guardianes enviados por Dios observan con atención el proceso de purificación de las almas, mientras las llamas arden con intensidad. Una obra que sin duda nos invita a reflexionar sobre la redención y la importancia de la purificación del alma.

La obra está realizada al óleo y representa una escena del purgatorio, un lugar de penitencia y purificación según la teología católica. 

La imagen central es la de una figura humana, desnuda, en una actitud de sufrimiento y dolor, arrodillada en el suelo con las manos en alto. 

La figura se encuentra rodeada de una atmósfera oscura y misteriosa, con tonos predominantes de rojo y negro.

La figura principal, en particular, parece estar en un estado de desesperación, lo que sugiere la idea de un sufrimiento profundo y una necesidad de redención.

En la parte superior del cuadro, se puede ver una figura angelical, que se representa con la cabeza inclinada y las alas extendidas en un halo de luz. 

A ambos lados de la figura principal, se encuentran otras dos figuras, también desnudas, que parecen estar en la misma situación de penitencia. 

Detrás de estas figuras, se puede apreciar un paisaje de montañas rocosas, que se pierde en la oscuridad del fondo.

El cuadro se caracteriza por un fuerte contraste entre la luz y la sombra, que crea una atmósfera intensa y dramática. 






LA CURACIÓN DE LOS LEPROSOS

La obra maestra de Eduardo Vicente realizada en 1942 , "La Curación de los Leprosos", es una pieza de arte que ha trascendido los límites de la creatividad y se ha convertido en un símbolo de esperanza y fe para la comunidad de Orihuela. Durante una época oscura y difícil de hambre y pobreza, esta pintura inspiraba a aquellos que temían por su salud, para que acudieran a los pies del cuadro y realizaran sus peticiones para evitar ser afectados por las terribles epidemias y enfermedades que azotaban la población. A través de su técnica magistral, Eduardo Vicente ha creado un escenario que transmite una sensación de calma y tranquilidad, en el que se puede observar a los enfermos curados por la intervención divina. El cuadro refleja la fe y la devoción de una comunidad que lucha por superar las dificultades, y ha sido un símbolo de esperanza y consuelo durante generaciones. Sin duda, "La Curación de los Leprosos" es una obra de arte que no solo es bella a nivel estético, sino que también tiene un valor emocional y espiritual incalculable.

La obra muestra una escena de sanación bíblica que se encuentra en el Evangelio de San Lucas.

La escena se desarrolla en un paisaje desolado, donde un grupo de hombres y mujeres leprosos se acercan a Jesús, quien se encuentra en la parte izquierda de la composición. Jesús está de pie. Detrás de él se ve un cielo gris y tormentoso.

Los leprosos están arrodillados ante Jesús, con las manos juntas en señal de súplica. Algunos tienen la cabeza baja, mientras que otros levantan la mirada hacia Jesús. Todos están cubiertos por harapos y tienen lesiones en la piel, que son claramente visibles en las extremidades.

La figura de Jesús es el punto focal de la obra, con su túnica blanca y su cabello oscuro. Se representa con una expresión serena y compasiva en su rostro, mientras que su cuerpo irradia una especie de luz suave que envuelve a los leprosos.

La obra muestra una gran habilidad en la representación de la anatomía humana, especialmente en la expresión de las diferentes emociones en los rostros de los leprosos. Los colores son predominantemente oscuros y apagados, creando una atmósfera de tristeza y desolación.

En general, "La curación de los leprosos" es una obra de gran intensidad emocional, que representa con gran maestría una de las historias más conmovedoras de la sanación de Jesús en el Nuevo Testamento.








EL BAUTISMO DE JESÚS


En la majestuosa Catedral de El Salvador de Orihuela, se encuentra una impresionante obra de arte creada por el renombrado artista Eduardo Vicente en 1943: "El Bautismo de Jesús". Esta pieza artística de estilo impresionista se encuentra frente a la pila bautismal, donde los fieles han acudido durante siglos para recibir este sacramento tan importante. En la obra, podemos apreciar la escena en la que Juan el Bautista sumerge a Jesús en el agua del río Jordán, mientras los ángeles observan la escena desde el cielo. La técnica magistral de Vicente nos transporta a un ambiente de paz y armonía, que evoca la espiritualidad del momento y nos invita a reflexionar sobre el significado del bautismo. La obra es una representación vívida y conmovedora del momento en que Jesús fue iniciado en su misión divina, y es un testimonio perdurable de la fe y devoción de la comunidad de Orihuela. En resumen, "El Bautismo de Jesús" es una obra maestra de la pintura religiosa que no solo deleita los sentidos, sino que también inspira y fortalece el espíritu.

"El bautismo de Jesús" está realizada al óleo sobre lienzo. En ella se representa el momento bíblico del bautismo de Jesús en el río Jordán por parte de Juan el Bautista.

En la parte central del cuadro se puede ver a Jesús con los pies sumergidos en el agua del río, con la cabeza inclinada hacia abajo y sujetándose las manos a la altura del pecho en señal de aceptación y humildad. Juan el Bautista, vestido con pieles y sosteniendo un báculo en su mano izquierda, está de pie delante de Jesús, vertiendo agua del río sobre su cabeza. El agua se representa con gran detalle, con ondulaciones y transparencias que reflejan los colores de los árboles y el cielo. En el centro del cuadro, en la parte más alta, se puede ver una paloma, con las alas desplegadas.

En el fondo del cuadro se aprecia parte del paisaje de Judea. El uso de la luz en el cuadro es muy efectivo, destacando la figura de Jesús como centro de la escena y creando un ambiente de espiritualidad y solemnidad.

La paleta de colores que utiliza Eduardo Vicente es muy armónica, predominando los tonos ocres y tierras, así como otros más claros para el paisaje y el agua. La técnica de pincelada suelta y empastada permite crear texturas muy logradas.

La obra presume una gran belleza y espiritualidad, que muestra una escena bíblica en la que se representa la humildad y aceptación de Jesús ante el bautismo y el inicio de su misión divina en la Tierra.






Eduardo Vicente
Fue un artista que supo plasmar la vida cotidiana de Madrid.

Su estilo de trazos ágiles y limpios, que interpretó con un sentido poético y con una gran delicadeza cromática las esencias de Madrid. Los escenarios que poblaron sus cuadros fueron esencialmente la Puerta del Sol, el Rastro, los descampados de las afueras de la ciudad, y los lugares próximos al Manzanares En estos paisajes urbanos, en los que aparecen figuras anónimas de la calle, plasmó sus grandes dotes para reproducir los ambientes de la ciudad, con una gran sensibilidad, un toque que resulta nostálgico, y una cierta carga expresionista.

Eduardo Vicente. (1909-1968) Madrid. Formado en Madrid, en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, Eduardo Vicente se relacionó con intelectuales y artistas como Juan Ramón Jiménez, Gerardo Diego, Pedro Salinas, Cristina Mallo, Eugenio D´Ors y Ortega y Gasset, entre otros, que contribuyeron a desarrollar en el pintor unas miras intelectuales amplias y elevadas.

En los años grises y sombríos de la postguerra española brillaba con luz tenue y delicados matices la obra pictorica de Eduardo Vicente. Nacido en Madrid, en el año 1909, al acabarse la contienda tenia exactamente treinta años. En plena juventud y con entera posesión de sus medios expresivos, contaba ya con una intensa experiencia artlstica, adquirida al lado de su hermano Esteban, tambien pintor, cuya vida y obra posterior estaría ligada a Norteamerica. Eduardo Vicente, que con anterioridad a la Guerra Civil había colaborado, como copista, con el Museo Ambulante de Misiones Pedagogicas, que había sido creado para mostrar por los pueblos y las aldeas de la Península copias facsímiles de las obras mas representativas del arte español ,el mismo se encargo de hacer las reproducciones de las Pinturas Negras de Goya ya que había vivido el ambiente intelectual de las vanguardias históricas en los años veinte y treinta, pertenecía al lado liberal de las dos Españas. Combatiente del ejercito republicano, al triunfar los "nacionales" era un perdedor, un vencido. Para poder sobrevivir se vio obligado entonces a realizar trabajos de pintura industrial de brocha gorda. Pero muy pronto su buena estrella y circunstancias favorables hicieron que, pese al exilio interior, pudiese salir adelante. Su amistad con Jose María de Cossío, que le introdujo en la Editorial Espasa-Calpe y sobre todo el descubrimiento de su pintura por Don Eugenio D'Ors, que le puso en contacto con el galerista Aurelio Biosca y en 1944 le encargo el cartel para el Salon de los Once en la academia Breve de Crítica de arte, hicieron que Eduardo Vicente volviese a empezar su interrumpida carrera creadora.

A partir de entonces se inicio su camino ascendente hacia la fama hasta lograr el cenit del exito al cual podía entonces aspirar un artista. Amigo de escritores, de poetas, libreros e intelectuales, asiduo de las tertulias del cafe Gijon, Eduardo Vicente se convirtio en un pintor admirado y elogiado por las personas mas cultas de la epoca. En el panorama de la pintura madrileña de la postguerra -Manuel Sánchez Camargo, en 1954 lo incluía en su libro Pintura española contemporanea. En la escuela de Madrid ocupa un singular puesto. Junto con Benjamín Palencia, Rafael Zabaleta, Ortega Muñoz, Pancho Cossío y Díaz Caneja, su nombre figura hoy en el primer plano artístico del momento. Nombrado en 1951 miembro del Jurado de la Primera Bienal Hispanoamericana del Arte e invitado a la Bienal de Venecia, su arte se alineaba dentro de las tendencias consideradas entonces renovadoras de la plastica española. Ahora bien, a partir de 1957, con la aparicion de "El Paso", del Informalismo, del "Arte Otro", el Pop y demas movimientos de vanguardia, Eduardo Vicente pasó a formar parte de un pasado que para los artistas jovenes estaba totalmente obsoleto. Con su muerte relativamente temprana -todavla no había cumplido los sesenta años desaparecio discreta y silenciosamente de la escena. En la primavera del año 1968, cuando en Madrid se celebran las Fiestas de San Isidro y cuando iba a abrirse una exposicion de su obra en la Galeria Quixote, fallecio repentina e inesperadamente. Sus amigos, inquietos al no verle durante varios días, descubrieron su cuerpo sin vida acurrucado en un rincon de su estudio como si la muerte le hubiese sorprendido en un primer sueño.Era el 9 de Mayo de 1968 y su cuerpo no fué descubierto hasta 3 días más tarde.



http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?f=52&t=10331

http://mhernandez-palmeral.blogspot.com.es/2012/11/elpintor-eduardo-vicente-vino-orihuela.html


lunes, 12 de febrero de 2018

Orihuela Curiosa: El año en que se prohibió la visita al cementerio el Día de Todos los Santos



Corría el año 1885 cuando una epidemia de difteria se llevó por delante la vida de muchos de los infantes oriolanos que jamás volverían a correr por sus calles y a llenar de satisfacción al resto de vecinos con sus risas alegres y sus juegos.

El año siguiente, diez oriolanos enfermaron de Cólera.

Poco después, el sarampión hizo también sus estragos.

Algunos de los canes cogieron la rabia siendo uno de ellos el causante de que un ciudadano de Orihuela perdiera la vida sin socorro y con el temor del resto a ser contagiados.

El pánico se extendió por toda la ciudad aquel año de 1886.

Ante aquellas condiciones el alcalde se armó de valor y esgrimiendo razones sanitarias prohibió la visita al cementerio el Día de Todos los Santos.



FUENTE: Revista EL SALT nº 11 Ene/Mar 2007
Artículo de D. Antonio Luis Galiano

Obras oriolanas que dejaron huella: Tarifa general de precios de medicinas


Escrita por Francisco Tenesa (también conocido como Francisco Teneza y García, 1666-1742), doctor en derecho civil y destacado médico de la Universidad de Orihuela, Valencia.

En 1695, viajó de España a Cuba como médico de una flota.

Tenesa fundó el Real Tribunal del Protomedicato de La Habana, cuerpo técnico encargado de regular el ejercicio de las profesiones sanitarias y otros aspectos de la salud pública, así como de ejercer una función docente y regular la formación de profesionales de la salud.

El Real Tribunal del Protomedicato de La Habana existió entre 1711 y 1833.

La Tarifa es una lista, ordenada alfabéticamente, de los medicamentos a la venta en Cuba en ese momento, cada uno de ellos acompañado de su correspondiente precio por dosis.

La obra no está numerada por página ni folio, y se imprimió originalmente en hojas sueltas.

Los caracteres utilizados para la impresión son irregulares —algunos más grandes que otros— y tienen una acentuación peculiar. Es notable la ausencia de la letra ñ y, en algunas páginas, el uso de la e en bastardilla.

La portada del folleto ostenta un escudo de armas.

La hoja siguiente está orlada y lleva el título Arancel o tarifa general, de precios de las medicinas simples y compuestas.

En el reverso, se encuentra el mandato del protomédico Dr. Francisco Tenesa y, a continuación, la lista de medicamentos.

Tiempo después, se encuadernó el volumen en cuero y se le agregó el título en dorado.

La obra fue hallada por el doctor Manuel Pérez Beato a comienzos del siglo XX. Tarifa general de precios de medicinas se inscribió en el registro cubano del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO en marzo de 2016.


domingo, 11 de febrero de 2018

EL FENÓMENO PARANORMAL MÁS DESCONCERTANTE DE LA HISTORIA DE ESPAÑA: Sucesos Extraños en el Cabezo del Plomo de Mazarrón


En la región de Murcia, más precisamente en Mazarrón, se encuentra un lugar de singular encanto: el Cabezo del Plomo. Aunque este sitio podría pasar desapercibido para aquellos que no comparten un interés en la arqueología o la investigación, un acontecimiento excepcional ocurrió en este enclave en un día caluroso del año 1982, lo que lo convierte en un punto de mayor atención.

Este sitio histórico representa uno de los principales asentamientos del Neolítico final y el Calcolítico en toda la península ibérica, abarcando una superficie de 3200 metros cuadrados. Durante su antigua ocupación, el poblado estuvo resguardado por una muralla, especialmente en las zonas más vulnerables.

En ese memorable día, aproximadamente una veintena de personas se encontraba en el lugar, dedicándose a sus tareas relacionadas con la arqueología, cuando se toparon con un enigma que, hasta el momento, permanece sin resolver.

La atmósfera se caracterizaba por una calma apacible, apenas un suave soplo de viento y un sol radiante. Fue en ese momento cuando se hallaban específicamente en el tholos del Cabezo del Plomo, un monumento funerario situado al pie del poblado y que constituye el único vestigio conservado de lo que alguna vez fue la necrópolis.

De manera abrupta y de manera única sobre ese punto, el cielo se oscureció súbitamente, cubriéndose de una densa nube negra, y se desató un vendaval con vientos que superaron los 110 kilómetros por hora. Con escaso margen para reaccionar, los presentes apenas lograron mantenerse sujetos al suelo, refugiándose tras las piedras para resistir el embate del viento caprichoso, mientras la luz solar desaparecía casi por completo.

Este extraño fenómeno persistió durante más de 60 segundos. Los testigos, cuyos testimonios gozan de plena credibilidad debido a su pertenencia al ámbito académico y a la alta cantidad de personas que lo experimentaron y sufrieron, se esforzaron por encontrar una explicación lógica que arrojara luz sobre lo que habían vivido.

La consulta realizada a los vecinos locales no condujo a ninguna respuesta esclarecedora. Nadie en la zona había experimentado algo similar en su vida.

FUENTE:
MITOS Y LEYENDAS DE LAS CUEVAS Y YACIMIENTOS PREHISTÓRICOS DE MURCIA
Esmeralda Mengual Roca y Ricardo Montes Bernárdez (presidente de la Asociación de Cronistas de la Región,Director de la Fundación de Estudios Murcianos Marqués de Corvera y Presidente de la Federación Cultural “Pedro Serna") 

domingo, 4 de febrero de 2018

El Palomo Campeón desaparecido en Orihuela



En el año 1968, celebrándose en la ciudad de Orihuela el campeonato nacional el 13 de junio, ocurrió lo impensable.

Uno de los palomos protagonistas del evento, uno de los mejores y más nobles campeones fue declarado desaparecido.

Ante los incrédulos ojos de los aficionados que se agolpaban en las inmedicaciones del lugar donde se celebró el evento, corrió rápido el rumor de que este Palomo Campeón había sido sustraído o bien desaparecido por su propio pie.

La imagen que se puede contemplar arriba es un documento testimonial de "EL PALMERA" (este fue su nombre), junto al trofeo que merecidamente se le entregó a su patrón.


viernes, 2 de febrero de 2018

Adolfo Clavarana y el Milagro de Rojales


Engracia Feliu, hija de la «niña perdida» de Rojales de 1896, es la testigo más próxima a los extraños sucesos que vivió esa localidad alicantina a finales de siglo. Curiosamente, ella misma sería testigo de una aparición de la Virgen en 1936.


El siguiente suceso que voy a detallarles tiene varios protagonistas que no siendo de Orihuela dejaron una enorme huella en la prensa local de nuestra ciudad en 1896, testiga muda y única en el tiempo acicalada con la rúbrica del valiente Adolfo Clavarana.

Este no es un suceso desconocido para los ávidos buscadores del misterio que constantemente dirigen sus miradas por las distintas zonas que componen el territorio español.

Nombrado en casi todos los programas de radio y televisión del gremio como Milenio 3, Cuarto Milenio, El Último Peldaño, La Otra Dimensión, etc.

Este es el hecho milagroso extraído textualmente del libro LA ESPAÑA EXTRAÑA de los afamados autores JAVIER SIERRA (Uno de los escritores españoles de mayor éxito en la actualidad, ganador del último Premio Planeta) y JESÚS CALLEJO, amigos y colaboradores habituales.



Publicada en febrero de 1896 por el periódico local La Lectura Popular de Orihuela, menos de un mes después de la desaparición de Encarnación Hernández. Firma: Adolfo Clavarana.



Rojales (Alicante) Sábado, 18 de enero de 1896

Cayetano Hernández, más conocido como Tano «el herrero», y su esposa Engracia reciben visita en su casa. Se trata de unos parientes cercanos que han decidido acercarse al domicilio de la familia Hernández para merendar y matar así el hastío de las tardes de invierno. Entre los adultos que se han dado cita allí juguetea la pequeña Encarnación, una niña de apenas tres años que, fascinada por la visita de sus parientes, acude a despedirles a la puerta de su casa, en la calle del Pozo (hoy Héroes de África). Inesperada e inadvertidamente, la menor marcha tras ellos sin que nadie se percate de su decisión.

Poco tiempo más tarde, Engracia, la madre, se da cuenta de la ausencia de la pequeña. La llama por toda la casa y, tras confirmar que no se encuentra tampoco con los familiares que acaban de visitarla, da la voz de alarma creyendo que la pequeña ha salido del domicilio familiar sola y sin abrigo.

La preocupación es lógica. Encarnación no conoce el pueblo; puede haberse desorientado exponiéndose a las alimañas y a las bajas temperaturas. Las cuadrillas de voluntarios rastrean los montes cercanos a Rojales hasta que, bien entrada la noche, deciden suspender la búsqueda y reiniciarla con los primeros rayos de sol del día siguiente.

No hay nada que hacer.

Entrado el nuevo día, se repiten las rondas por los mismos lugares que fueron «peinados» la tarde anterior. Barrancos, cañadas y hasta las orillas del río Segura son examinados con cada vez menos esperanzas de encontrar a la niña con vida. Pero la providencia es caprichosa. Finalmente, cuando casi todo indicaba que se produciría un desenlace fatal, Encarnación aparece en el fondo del llamado barranco del Búho. Inexplicablemente ilesa, caliente —las temperaturas nocturnas bajaron de cero grados durante la madrugada— y en perfectas condiciones anímicas.

¿Qué había sucedido? ¿Dónde estuvo Encarnación protegida de las inclemencias del tiempo?

—Nuestra madre nos contó muchas veces aquella historia —comienza a relatarnos Engracia Feliu Hernández, segunda hija de la niña desaparecida, de setenta y tres años cuando la entrevistamos en 1997, y la persona de Rojales que más de cerca conoce la historia.

A esta Engracia de «segunda generación» la localizamos muy cerca de la parroquia de San Pedro Apóstol. La sentamos a una mesa camilla donde, con los ojos encendidos por la emoción de sus recuerdos, accedió a responder a todas nuestras preguntas.

—¿Y qué le contó exactamente su madre de lo que le ocurrió? —la abordamos.

—Pues que ella, de muy chiquita, subió sola hasta el monte de la Atalaya y que, al hacérsele de noche, se refugió bajo un enrejado y se quedó dormida... Claro — continúa explicándonos doña Engracia—, la niña podía haber sido atacada por zorros u otros animales del monte, pero allí se quedó quietecica. Al amanecer, sin embargo, no estaba en el monte. Se despertó mucho más abajo, en un barranco.

—¿Y las cuadrillas no la buscaron allí?

—Toda la tarde. Pero es que ella no bajó el barranco. La debió recoger alguien y la descendió hasta allí. Nada más hay que ver que con tres años, con tantas piedras y tantos obstáculos, la niña apareció sin un rasguño. De hecho, cuando la encontraron, se levantó y dijo que no había pasado miedo.

—¿Y qué contaba? —preguntamos cada vez más intrigados.

—Que había estado con una mujer que la tapó toda la noche con un delantal. Lo decía a media lengua, pues aún no hablaba bien. Y aquella mujer le dijo: «No tengas miedo, que mañana vendrán a por ti». Mi madre nos dijo también que había estado jugando con un chiquito, haciendo montoncitos de arena.

—¿Aparte de aquella mujer? —preguntamos atónitos.

—Eso es. Había un chiquito que hacía montoncicos de arena con ella —repitió doña Engracia—. Luego, la mujer la tapó con su delantal, que era el escapulario de la Virgen del Carmen, ¿saben ustedes?

Doña Engracia apenas pestañeaba mientras nos daba cuenta de la «aventura» de su ya difunta madre. Sus ojos conservaban aún la vivacidad del principio de nuestra charla, al tiempo que sus manos, sobre la mesa camilla de su salón, dibujaban ocasionalmente en el aire gestos de admiración. Para una buena cristiana como ella —argumento que no dejó de hacernos patente en todo momento—, ¿qué otra cosa pudo haber salvado a su madre sino la propia Virgen del Carmen y su escapulario?... Pero doña Engracia aún guardaba algún dato más para nuestra investigación.

—Ella no pasó hambre ni nada —nos precisa—. Y sobre las cinco de la tarde, unos primos suyos la encontraron en el barranco del Búho.

—Díganos una cosa: ¿su madre les contaba esto a ustedes como si lo recordara, o...?

—Lo recordaba bien. Miren ustedes: cuando la trajeron sus primos, la llevaron a casa de su tío José María, que vivía enfrente de mi abuela Engracia, que había dado a luz hacía poco. Al ver a su pequeña, le dio un «trastorno» y entonces, para que mi abuela no se alterara, se llevaron a mi madre a la iglesia.

—¿A esta iglesia? —decimos señalando a la parroquia de San Pedro Apóstol, a escasos cien metros de la casa de doña Engracia.

—Sí. Y allí le preguntaron: «¿Es ésta la señora que has visto?», y le enseñaban la Virgen del Rosario. Ella negaba. «¿Es ésta, la Dolorosa?» La chica volvía a decir que no, y finalmente señaló una figura. «¡Ésa!, ¡ésa es la que me tapaba con el delantal!» Y apuntó a la Virgen del Carmen.

Al parecer, tanto por lo que nos contó doña Engracia durante aquella larga conversación como por lo poco que se ha publicado de este hecho en la prensa local, la niña volvió a identificar a la Virgen del Carmen en la casa parroquial de Rojales, ante uno de los tres sacerdotes que tenía entonces el pueblo.

—¿Cómo pudo estar segura de que era la Virgen del Carmen? —le preguntamos.

—Porque le vio un delantal. Además, la imagen de esta Virgen que ahora hay en la iglesia la compró también mi madre.

—Años después de pasarle eso, sí. La imagen que a ella le sirvió para identificar a quien vio la quemaron en el 36.

El silencio inundó el salón por unos segundos.

Cuando al cabo de un buen rato abandonamos la vivienda de doña Engracia, un extraño desasosiego se apoderó de nosotros. Apenas hacía unas horas que habíamos entrevistado a la protagonista de un hecho similar, cerca de Motilla del Palancar, en la provincia de Cuenca. En aquella ocasión, los hechos habían tenido lugar la Nochevieja de 1943, y quien sufrió el episodio todavía vivía. Nuestra entrevista con la protagonista viva de este incidente nos puso los pelos de punta: su relato coincidía, casi punto por punto, con el incidente de Rojales. Era como si alguien —la inteligencia que se esconde tras este tipo de casos— lo hubiera dispuesto así por alguna oscura razón.



viernes, 26 de enero de 2018

La vez que un oriolano quiso crear un paraíso de piedra


El año pasado, el 2017 nos dejó un hombre que había tenido un sueño y que él sólo con la ayuda de sus manos lo había puesto en práctica en la ciudad vecina de Elche.

Nacido en Orihuela en 1926, este zapatero de profesión pero también experto en la colocación de cortinas y rieles, supo dejar huella en estas tierras gracias a su afición a la montaña.

Se perdió en busca de un lugar en donde hacer realidad su sueño de convertir parte de esa sierra que el admiraba en una obra de arte atemporal.

Y lo consiguió, vaya si lo consiguió.

En lo alto de la montaña conocida como El Cau, en las rocas que pertenecían a la antigua cantera donde se recogía el canto para la restauración de la Basílica de Santa María, aprovechando los momentos libres que le permitía su jubilación, empezó a picar y a dar forma a las piedras.

Poco a poco aquello fue tomando carácter y acompañado de la inestimable colaboración de Cándido, Vicente y Pere realizaron un trabajo titánico entre el año 2000 y el 2008.

Miles de visitantes acuden al lugar como uno de los destinos turísticos más curiosos y hermosos de la ciudad de Elche.

Entre las obras que se pueden localizar en ese lugar están la propia Iglesia de Santa María, El Escudo y Dama de Elche, el pantano, el Molino Real, la Fuente de la Glorieta, la Calahorra, Calendura, el Misteri y el Palmeral.