Álbum musical destacado por la página web oficial de la Universidad Nacional de Educación Pública Estatal Española (UNED). Apartado dedicado a MIGUEL HERNÁNDEZ, "Poemas musicalizados y discografía". Incluído también en la obra literaria del escritor y colaborador de Radio Nacional de España Fernando González Lucini, "MIGUEL HERNÁNDEZ ...Y su palabra se hizo música".

Ruta Paraíso


*RUTA LIBRE PARA HACER CON LAS INDICACIONES DE ESTA PÁGINA*

¿Quieres descubrir una nueva ruta en Orihuela?

Pues entonces, sigue leyendo el texto y te sorprenderás de cómo salen a la luz historias y maravillas de esta ciudad que permanecían ocultas para la mayoría de sus habitantes.

Como esta ruta empieza justo en la cuesta del Seminario, voy a relataros algunos hechos curiosos que ocurrieron en el antiguo camino que existió para subir al mencionado monumento.

I

En enero de 1896 unos gritos escandalosos llamaron la atención de los transeúntes que pasaban por las cercanías de la escalera de San Miguel.

Un hombre, en estado de embriaguez, pedía a gritos que le “Echaran caballos por sentirse valiente” y provocaba a cuantos se tropezaban con él.


Viendo que la borrachera se le estaba pasando, salió por pies y a la altura del Puente Viejo casi derriba a una mujer que pasaba tranquilamente por allí.

II

Julio de 1907.

A las 4:25 suena el primer cañonazo que nos avisa de que su alteza está a punto de llegar.

A las 4:30 un imponente automóvil hace acto de presencia llevando en su interior a la Infanta.

Suenan los cañonazos, las campanas, y los aplausos de los curiosos que se han acercado para ver descender del vehículo a la honorable dama.

Aparece ante nosotros Doña Isabel de Borbón acompañada de la Marquesa de Nájera.

La gente se aglomera sobre el automóvil impidiendo que se vea con claridad a su alteza.

Se abre el portón del vehículo y nuestro alcalde D. Andrés Pescetto la obsequia con un ramo de bellas flores de albahaca.

En el tránsito, el afamado pirotécnico D. Joaquín Cánovas dispara una bomba que expulsa por el aire cientos de papelitos con refinadas poesías dedicadas a la infanta.

Se despoja de sus vestidos de viaje y junto con la Marquesa, se sientan en el carruaje del alcalde.

Visitan Monserrate, Santiago, La Catedral, el Palacio Episcopal, el Palacio de Pino Hermoso, el Ayuntamiento donde la regalan con un pastel de gloria hecho por nuestras monjitas.

Se marchan hacia Santo Domingo y finalmente llegan a la cuesta del Seminario.

El carruaje se detiene a pocos pasos de la escalera de San Miguel que empieza inmediata a la Plaza de Caturla (y termina en el promedio de las dos amplias explanadas que los seminaristas llaman “Las Plazas”) y la Infanta sin descanso sube la costosa escalera que ha de llevarla hacia el Seminario rodeada de una multitud que la vitoreaba y la aclamaba.

Al terminar su visita, inician el descenso y es obsequiada por  dos vivas que ha puesto en marcha nuestro pirotécnico Joaquín Cánovas.

La digna señora se da cuenta de que este hombre es manco y lo llama a su presencia para interrogarlo sobre su falta.

Y así mantienen una conversación que ronda sobre el servicio militar y las batallas en las que se ha servido.

Al llegar al final de la escalera, se topa la señora con que hay dos chiquillos que discuten acaloradamente.

Se acerca a ellos y los separa entre caricias.

Regresa a su vehículo y entre los vítores de la multitud abandona nuestra querida ciudad dejando tras de sí una mancha de polvo y un puntito oscuro que se va perdiendo en la lejanía que queda en nuestras retinas como recuerdo de la visita de su alteza.


Bien, para empezar no está mal, ¿verdad?

Y ahora vamos a explicar un poco en qué consiste esta ruta.

El lugar de quedada es la Plaza de Caturla.



Comenzamos en esta Plaza rememorando a un oriolano que con su esfuerzo y entrenamiento diario supo llegar hasta los más alto en el mundo del ciclismo.

La vieja carretera de San Miguel, servía a los aficionados al ciclismo como pista de entrenamiento.

Se alternaban tramos de pavimento de tierra con tramos con guijarros. Y esto les servía para practicar la escalada.

Bernardo Ruiz, descendiente de agricultores con una niñez durísima en la que desde los 9 años ya ayudaba en las labores del campo, montaba su primera bicicleta y recorría sin descanso el camino que separa Orihuela de Cartagena para ayudar a sus padres en la venta de artículos de primera necesidad como aceite.


Con esa rudimentaria bicicleta entrenaba cada día con dureza mientras otras personas lo cronometraban.

Hacía su salida en la Plaza de Caturla y subía hasta el Seminario.

Gracias a este entrenamiento y a las piernas que logró cincelar al recorrer aquellos caminos sin asfaltar, consiguió alcanzar la fama a nivel internacional, ya que fue el primer español que logró alcanzar el podio en el Tour de Francia en donde quedó en tercer lugar.

Ganó también una etapa en el Giro de Italia y la Vuelta a España en 1948 en una carrera en donde uno luchaba contra todos, no existían los equipos y las carreteras estaban llenas de baches y tierra.

En este memorable lugar que nos traerá inolvidables recuerdos a la memoria, por lo menos a mi me recuerda cuando quería salir de nazareno y acudía allí a un local para que me hicieran la capucha.


Subimos por estos escalones tan estrechos y llegamos a la cuesta de San Miguel.



Subimos la cuesta hasta llegar al punto desde donde parten unas escaleras.



Subimos los escalones y nos topamos con el primer tramo del camino hacia el seminario.



Tenemos que seguir este camino hasta que yo os avise.



Estos escalones son conocidos desde hace mucho tiempo como "La escalera del Gato". (He encontrado referencias con ese nombre de principios de siglo XX). Esculpida en la misma piedra que forma parte de la montaña.



Vamos pasando los distintos tramos y cuando lleguemos al de la fotografía, es inconfundible porque es el único que tiene un poste de la luz enrejado y una señal a la izquierda.


En la señal podemos leer claramente la palabra "MIRADOR".



Bordeamos el poste de la luz por la derecha para acceder a las vistas de "LA REJULLAERA".


¿Te suena ese nombre?

Sí aquel lugar mágico al que acudías de pequeño para deslizarte como si se tratase de un tobogán gigante esculpido en la sierra.



Este tobogán ha sido desde tiempos remotos lugar de encuentro para niños con el deseo de divertirse.

Dicha costumbre la conocemos gracias a las experiencias personales de Antonio Colomina Riquelme, que nos relata en sus libros que los niños traviesos acudían a las antiguas mercerías de Orihuela para comprar jaboncillo en polvo. Por ejemplo la de Francisco Tafalla situada en el Puente Viejo.

Allí por tan sólo cincuenta céntimos los dependientes de la tienda, Nino o Claudio, te ponían un cartucho lleno del polvo que aplicado con un paño sobre la rejullaera le daba mucha más velocidad a la caída de sus cuerpos.

Se conoce de un caso que iba tan rápido que no puedo frenar a tiempo y salió despedido golpeándose contra los riscos y tuvo que ser asistido de urgencia en el Hospital Municipal.

Las fechas que más era visitada la Rejullaera por los ávidos chavales eran las fiestas de Pascua que se acudía allí para merendarse la mona y los jueves de carnaval.


Creo que todos los niños de aquella época pasaron por aquí dejándose los pantaloncitos rotos.

Despues de admirar este lugar tan legendario entre los niños sobre todo o de alguna pareja que no encontraba un buen lugar en donde hacerse calentoñas y acudían aquí alguna noche, volvemos sobre nuestros pasos y nos vamos hacia la señal del mirador.

Nos dejamos guiar por las maderas.



Hasta llegar a estos pequeños escalones de metal.



Bordeamos la barandilla de madera por la izquierda y esto es lo que nos encontraremos:


Esta es la famosa Cueva del Tío Paco, un lugar que en un pasado no muy lejano fue utilizado como vivienda natural por familias desfavorecidas. 


Desde este balcçon era tradición anunciar la venida de la festividad de la Virgen de Monserrate. 

¿Cómo se hacía? 

Con morteretes en forma de tubo metálico cargados con pólvora que estallaban con tal furia que todas las casas de Orihuela retumbaban. 


El último día de la fiesta, el día 8 de septiembre, desde esa misma cueva se lanzaba un gran castillo de fuegos artificiales a las doce de la noche.


Durante los veranos calurosos, algunos oriolanos subían a la caída de la tarde a la Cueva del Tío Paco y allí esperaban charlando, merendando y tomando el fresco a que empezaran las películas que desde lejos otearían proyectadas en el cine Riacho de verano al caer la noche.

También cuenta Justo García Soriano en un artículo extraído del diario EL PUEBLO de agosto de 1927 (nº 173), que la Cueva de Paco era el lugar preferido que servía de refugio a aquellos jóvenes que hacían novillos, que iban allí a romperse los pantalones y de paso, si era tiempo lluvioso de abril, a coger lobicos o negras orugas  que encerraban bajo un vaso para ver cómo se transformaban en mariposas de colores.


Bueno, ya hemos visto dos lugares que son bastante interesantes, el tobogán natural y la famosa cueva vivienda.



Ahora nos dirigimos sin detenernos hacia el llano de San Miguel en donde está esperándonos ese formidable edificio que es el Seminario de Orihuela.



Una nueva curiosidad que puede apreciarse a medias desde este punto...




... según cuentan los más ancianos de Orihuela es que si se mira esta carretera desde arriba se puede ver con toda claridad como los tramos van formando la palabra: “MARÍA”.




Aunque no tenemos acceso al punto óptimo donde observar este efecto óptico, ya que tendríamos que entrar al Seminario, podemos consolarnos con intentarlo desde donde estamos.

Después de esta curiosidad tan bonita, seguimos nuestro camino bordeando el seminario.



Pasamos junto a este árbol donde algunos niños e incluso adultos encontraron suerte en su caza de Pokemones.



Vamos dejando atrás más árboles.

Así hasta divisar Las Terracillas.



Llegamos hasta la barandilla de madera.




Y subimos por la escalera.


Parece muy empinada pero no os preocupéis que es muy fácil subirla.

Seguimos por el camino y llegamos por fin a las terracillas, un sitio hermoso donde además de las terrazas propiamente dichas veremos unos pequeños miradores desde donde se pueden contemplar varias vistas de la ciudad de Orihuela y los alrededores.


Es un lugar precioso ¿verdad?

Hagan fotografías, admiren su belleza y sigamos caminado hacia el palo de madera que se puede contemplar en la fotografía.


¿Ven a la derecha que parece como si el camino siguiera?

Pues por ahí hay que pasar para descubrir uno de los paisajes más exquisitos que esconde nuestra ciudad.

Si hemos decidido seguir caminado estaremos pasando en estos momentos por un paso entre la roca que parece un desfiladero en pequeñito,  desde hoy lo conocerán con el nombre de El Paso del Lazo, pues es un lugar que parece que de un momento a otro vamos a ser emboscados por una pandilla de forajidos.


Una vez atravesado ese peligroso lugar sin habernos topado con los bandidos, podremos admirar en todo su esplendor la belleza de la montaña.



Este es el lugar donde se rodó una de las escenas más emotivas de la película dedicada a la figura de nuestro poeta Miguel Hernández. 



Como se puede apreciar el el siguiente fotograma extraido del trailer oficial del film, sobre una roca descansa el poeta dejándose llevar por la musa de la inspiración (Liberto Rabal) dirigido de manera excelente por José Ramón Larraz en la súperproducción televisiva "Viento del Pueblo" de 2002.





Si estamos atentos, a mano izquierda, habremos descubierto lo que parece un nuevo mirador señalado con palos de madera. Tenemos que acercarnos a él.



Si lo hacemos podremos ser testigos de uno de los lugares más mágicos y encantadores de toda la sierra Oriolana, veremos de cerca El Arco de la Amorosa.



Esta especie de arco ha sido utilizado desde tiempos pasados como lugar para realizar fotografías preciosas distintivas de nuestra comarca.

Les pongo un ejemplo. Esta fotografía de archivo que pertenece a otra época y que bien supieron admirar la belleza del lugar.


Si alguno se considera valiente y desea llegar hasta su interior que lo haga con muchísimo cuidado pues el descenso hacia él requiere algo de habilidad y no cometer ningún error. Es peligroso.


La verdad que la sensación de estar bajo este maravilloso arco de piedra natural no tiene precio.


Es hermoso y a la vez emocionante. De lo mejor que se puede descubrir. 


Todo oriolano debería de haber visitado este lugar al menos una vez en su vida.


Pero ustedes guarden la compostura y déjense llevar solamente por las vistas.



Desde la posición en la que están podrán ver también varios senderos como muestro en esta fotografía.

¿Ven el palo de señalización?

¿Algo querrá indicarnos verdad?

Si podemos despegar los ojos de la belleza más absoluta forjada en piedra de la que acabamos de ser testigos, debemos de dirigirnos hacia el sendero que lleva hacia este palo de madera en donde claramente nos indica que vamos a conocer un lugar de interés arqueológico.

Siguiendo el camino que marca la dirección del poste nos toparemos de bruces con las ruinas de una fuente de la época musulmana conocida con el nombre de Fuente de la Judía y que sabemos de ella gracias a los textos de Pedro Bellot. Se trata de una fuente de agua que tiene tres senos semiesféricos tallados en la propia roca del monte que hacían de receptores del agua que antiguamente manaba de la misma.


Está exactamente a 12 pasos desde el cartel de señalización.

Son inconfundibles sus tres enormes agujeros.

Pero observamos que el sendero no se detiene y que sigue hacia delante.

Pues bien, una vez devorado con afán este espectáculo tan hermoso que tenemos en nuestro monte les invito a seguir el sendero para conocer La Cueva de La Judía.


Caminamos por el sendero unos 13 pasos más y llegamos a la cueva.

Se trata de un lugar escarbado en la roca en el que caben perfectamente tres personas. 

Pueden entrar si quieren. 

Pero no vayan a caérseme por la otra abertura que hay hacia el vacío.


¡Cómo! Que ninguno se ha dado cuenta de lo que tenemos a nuestra derecha.

Miren, miren…

¿Qué es ese trozo de muralla que hay allí de enormes proporciones?

Por los últimos estudios realizados por los especialistas se cree que formaba parte de la Puerta de la Traición de nuestra fabulosa fortaleza. (Sí, la mil veces nombrada en la tradición por donde la Armengola guió sus pasos hacia la liberación de nuestro pueblo).


Y si nos fijamos bien, muy cerca de esa zona, podremos descubrir varias grutas y cuevas a lo largo de la montaña.


¿Ven qué fácil y entretenido ha sido? Y sólo hemos tardado 35 minutos.

Ahora para los que se hayan quedado con ganas de más aventuras:

Desde la posición en la que nos encontramos, tenemos tres opciones.

1. Volver por donde hemos venido. Con lo que volveremos a disfrutar de unas vistas preciosas.



2. Dirigirnos por el sendero de la izquierda hacia el barrio de San Isidro para contemplar ese increíble y fascinante museo al aire libre formado por infinidad de pinturas callejeras dedicado a la figura de Miguel Hernández. (También se puede hacer más cómodamente por el sendero de la derecha).


3. Seguir el sendero de la derecha que parece bordear el monte que es un poco más difícil y que nos llevará directo hacia un mundo mágico que sólamente creíamos en nuestros sueños. (algunos de vosotros ya conoce este sendero llamado de San Miguel, pero yo trataré de destacar lo más hermoso que podremos encontrarnos en él).


Sabremos que vamos por el buen camino porque constantemente estos palos de sujeción nos muestran por donde debemos de dirigir nuestros pasos.




Después de seguir este sendero llegaremos a un punto en donde tendremos que elegir de 3 caminos posibles.


1. Seguir todo recto para conocer El Totem de Orihuela.
2. Girar hacia la izquierda y dirigirnos a San Isidro por otro sendero.
3. Y lo mejor según mi criterio, mientras dure el agua, disfrutar de las vistas de El Lago de Orihuela.

Por supuesto, si vaís conmigo, os voy a llevar a enseñaros las dos cosas más importantes.

Empezamos por El Totem de Piedra.



Para el que me lo pregunte, sí, seguimos en Orihuela, no estamos jugando a un videojuego.



Las vistas son increíbles.



Para que luego digan que el Paraíso no existe. Pues yo os lo estoy mostrando.



Y finalmente, llegamos al Tótem.

Lo ideal sería seguir desde aquí en busca de la Cueva de Madaria, pero eso lo vamos a dejar para otra ruta en el futuro.

Volvemos sobre nuestros pasos hasta la señal que vimos antes y que ofrecía tres alternativas.



Y esta vez, elegimos el camino de la derecha que observamos que va subiendo.



Por supuesto, aquí las vistas también son muy hermosas.



Tenemos que llegar hasta la cantera y una vez allí nos toparemos con una agradable sorpresa.



Descubriremos "El Lago de Orihuela".



Y si llegan a verlo justo después de las lluvias...



Bueno, no me esperen que voy a darme un bañito.

Y esto ha sido todo.

¿Qué les ha parecido esta nueva ruta?

Apenas hemos tardado 1 hora y 30 minutos en admirar estas maravillas.

Y resulta que no estaban a miles de kilómetros de distancia. No, están aquí. A muy pocos metros de nuestros hogares.

Denles una oportunidad.

Nos vemos en la próxima ruta...

¡Hasta Pronto!

Y como no hay paraíso sin palmeras, en el viaje de regreso nos deleitaremos con esta fantástica visión:




Algunas fotos de lo que se encontrarán en este fascinante viaje si lo realizan ya,.



Arboles

Flores

Ruinas

Caminos

Paisajes

Barrios

Palmeras



FUENTES:
Varios libros de ANTONIO COLOMINA RIQUELME
Artículos de JUSTO GARCÍA SORIANO.

AGRADECIMIENTOS:
A Rodrigo Terrés por haber heredado el espíritu aventurero de tu tío abuelo Miguel Hernández y el don de sacar lo más hermoso de esta tierra.
A Mariola Navarro y Rubén Rodriguez por enseñarme a amar esta ciudad paradisíaca llena de color y que parece salida de un cuento de hadas.
A Antonio José Mazón por aguantarme y ayudarme con mis dudas sobre elementos de la historia y lugares de Orihuela.

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