Álbum musical destacado por la página web oficial de la Universidad Nacional de Educación Pública Estatal Española (UNED). Apartado dedicado a MIGUEL HERNÁNDEZ, "Poemas musicalizados y discografía". Incluído también en la obra literaria del escritor y colaborador de Radio Nacional de España Fernando González Lucini, "MIGUEL HERNÁNDEZ ...Y su palabra se hizo música".

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viernes, 22 de agosto de 2025

El eco de los milagros: coincidencias que desafían el tiempo en Rojales

 


La niebla se arrastra por los callejones de Rojales como un animal silencioso, envolviendo los muros antiguos y los caminos de tierra en un manto húmedo y frío. La noche cae temprano, y con ella, un silencio que pesa, que parece escuchar y observar. Aquí, los recuerdos se confunden con la realidad, y los ecos del pasado nunca mueren del todo.

Dos niñas, separadas por más de un siglo, desaparecen en los mismos senderos. Dos historias que se reflejan como espejos invertidos, conectadas por un hilo invisible que nadie puede cortar. La oscuridad no solo es ausencia de luz; es un personaje que esconde secretos, un enemigo silencioso que amenaza con devorar a los inocentes.



1896: la niña y la aparición en la penumbra

Hace más de 120 años, una niña se perdió entre la bruma de Rojales. El viento silbaba entre los árboles, los animales callaban y la comunidad recorría los caminos con antorchas, llamando su nombre al vacío. La noche parecía interminable, y con cada minuto que pasaba, el miedo se apoderaba de cada corazón.

Según la leyenda, entonces apareció algo que desafiaba toda lógica: una figura luminosa, una virgen que la guió entre la niebla y el frío hasta regresar con vida. La niña habló de la luz que la sostuvo cuando todo lo demás falló. Fue un milagro inscrito en la memoria colectiva, un acto de lo sobrenatural que transformó el miedo en asombro y reverencia.



2025: el milagro humano frente a la misma oscuridad

Avanzamos más de un siglo. Una niña de siete años, con síndrome de Down, desaparece en los mismos senderos que su predecesora. La noche parece igual, implacable, y la bruma cubre los caminos como un manto inquietante. Pero ahora, la desesperación se enfrenta con la precisión del hombre: drones iluminando la oscuridad, helicópteros recorriendo los cielos, equipos de búsqueda que avanzan con pasos sincronizados y decisiones rápidas.

En apenas dos horas, la niña es hallada, ilesa. Lo que antes era atribuido a lo divino ahora se llama coordinación, tecnología y valentía humana. Pero el suspenso persiste: la coincidencia exacta del lugar, la intuición que dirige a los rescatistas, el momento preciso… el milagro no ha desaparecido, solo ha adoptado otra forma.



El eco que atraviesa el tiempo

Cierra los ojos y escucha el susurro del viento entre los árboles. Escucha el crujir de la hierba bajo los pasos de los que buscan. Los ecos de 1896 y 2025 se entrelazan: dos niñas, dos historias, dos milagros. La línea entre lo sobrenatural y lo humano se desdibuja. Lo extraordinario sigue allí, en la coincidencia perfecta, en la decisión correcta en el instante adecuado, en la sincronía que desafía al azar.



Reflexión final: la oscuridad y la luz

Rojales recuerda que los milagros no siempre caen del cielo; a veces se levantan de la tierra misma. La magia de lo extraordinario persiste, aunque hoy la llamemos humanidad. Mientras la noche cubre los caminos y la niebla abraza los árboles, el eco de 1896 sigue susurrando entre sombras: los milagros existen, y solo cambiaron de rostro. Ahora son la luz que guía a quien busca, el coraje que impulsa a no rendirse, y la coordinación que convierte la desesperación en esperanza.




sábado, 6 de agosto de 2016

Orihuela curiosa: La fuga de los dos pequeños buscadores de horizontes



En las primeras horas de la mañana del lunes 13 de Enero de 1930, dos pequeños jovenzuelos J. Fenoll de 11 años y M. Molina de 12 años de edad quisieron conocer el mundo.

Cargaron ambos con su costal sobre sus pequeños hombros y con un bastón cada uno, para ayudarse en su caminar, iniciaron lo que iba a ser la aventura de sus vidas.

En los bolsillos sumaban entre los dos sesenta céntimos y dentro del morral guardaban celosamente el alimento que debía de saciar su hambre en forma de panecillos.
Más al fondo de la bolsa, un mapa con el que escudriñar el horizonte cuando se sintiesen perdidos.

Parece ser que querían llegar hasta Argentina, en donde hablaban su mismo idioma.

Bien cansados estaban los dos niños de las alegrías y tristezas de su ciudad cuando decidieron dar un cambio de aire a sus vidas.

Los futuros hombres se aburrían enormemente en el ambiente tranquilo y tibio del hogar, estaban sin duda cansados de ir a la escuela todos los días a la misma hora, y jugar a las mimas travesuras en idéntica plaza; querían renovar el paisaje, contemplar otras puestas de sol, que dirían los poetas, volver a la normalidad del dinamismo de que nunca gozaron; e impulsados por estos deseos, se lanzan a la ventura, carretera adelante y sin otras armas que un bastón, unos céntimos y un corazón que navega a la deriva en el mar de las ilusiones.

De Orihuela salieron partidas que los buscaban por todos los rincones desde el momento en que sus familiares empezaron a echarlos en falta.

Ninguno había venido a comer a su casa y sus madres preocupadas habíanse visitado la una a la otra para interrogarse sobre los pequeños.

Se toparon en el camino y nada más verse a lo lejos por las caras que me llevaban supieron lo que ocurría.

Entonces todo fue revuelto y caos por las calles de Orihuela.

Los vecinos y curiosos se sumaron a la búsqueda de los dos desaparecidos y se llamó a las autoridades que malamente pudieron consolar a las dos mujeres y a sus maridos.

Las partidas marcharon por el camino que llevaba a Murcia, a Almoradí, al Castillo, y por último, la que debía de tener la fortuna de encontrarlos, partió para Alicante.

Los animosos muchachos, que querían ampliar el marco de su ambiente, no contaban con el deseo legítimo de sus padres de retenerlos junto a sí y puesto en acción este otro deseo, fueron detenidos al anochecer a la entrada de Crevillente, lugar hasta donde habían llegado andando.

Los llevaron de vuelta a Orihuela y entre un mar de lágrimas se abrazaron a sus padres ante la multitud que tanto había sufrido.

MORALEJA:

Nadie puede censurar el deseo de mejoramiento noblemente sentido; pero lo que debe impedirse a toda costa son los engañosos sentimientos y los mal trazados planes que nos puedan hacer iniciar una empresa sin conocer ciertamente el resultado; porque la verdad, emprender una ventura que debe terminar en Buenos Aires y quedarse en Crevillente, es bien desconsolador.


FUENTE: