Inocencio Carretero |
Ocurrió un hecho extraordinario en la ciudad de Orihuela protagonizado por un hombre de bien, el mismo señor beato que propuso con acierto en 1910 que la nueva Cruz de la Muela se fabricara y se colocara de Hierro y que curiosamente desapareció durante la Guerra Civil, algo que pasó a formar parte de las tertulias como algo anecdótico pero de gran interés y de contenido muy extraño.
Don Inocencio Carretero, se encontraba en la Calle Mayor, justo frente al Palacio Episcopal, atareado en ayudar a un pobre muchacho que había tenido la mala suerte de dejar caer la botella de aceite que esperaba con ansias su madre.
Ya se había recogido, gota a gota y con la sola ayuda de un dedo, el equivalente al lleno de la botella cuando decidieron que la faena había concluido y por tanto marcharon cada uno por su lado después de recibir el soplo fresco de la inocente sonrisa de agradecimiento del niño.
Lo curioso del tema es que en ese mismo instante en que se encontraban con la labor de recoger el aceite, el propio protagonista, Don Inocencio Carretero se localizaba al mismo tiempo en otro lugar, rodeado de varios testigos que así lo confirmaron. Esto es en el Seminario, ayudando en una misa.
Sucesos tan extaños y apasionantes no son de extrañar en una ciudad plagada de hablillas y leyendas.
Don Inocencio Carretero, se encontraba en la Calle Mayor, justo frente al Palacio Episcopal, atareado en ayudar a un pobre muchacho que había tenido la mala suerte de dejar caer la botella de aceite que esperaba con ansias su madre.
Ya se había recogido, gota a gota y con la sola ayuda de un dedo, el equivalente al lleno de la botella cuando decidieron que la faena había concluido y por tanto marcharon cada uno por su lado después de recibir el soplo fresco de la inocente sonrisa de agradecimiento del niño.
Lo curioso del tema es que en ese mismo instante en que se encontraban con la labor de recoger el aceite, el propio protagonista, Don Inocencio Carretero se localizaba al mismo tiempo en otro lugar, rodeado de varios testigos que así lo confirmaron. Esto es en el Seminario, ayudando en una misa.
Sucesos tan extaños y apasionantes no son de extrañar en una ciudad plagada de hablillas y leyendas.
Inocencio Carrtero murió en el Hospital San Juan de Dios de Orihuela el 6 de agosto de 1914 y fue una figura muy importante en la vida religiosa de la ciudad. Al lugar en donde se conservaba su pálido cuerpo ya sin vida acudieron en masa cientos de ciudadanos para darle el último adiós.
FUENTE:
Libro "EN ORIHUELA DEL SEÑOR" de José. A. Juan García.
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