Parece ser que el inevitable miedo que flota en el interior
de los muros del colegio de Santo Domingo no es cosa de rumores propagados por
algunos de los estudiantes que allí han cursado sus estudios en la época en la
que el cortometraje La Noche
del Monje ya hacía sus pinitos en los concursos naciones de cinematografía.
Buceando en textos y documentos antigüos ya se hablaba de
algo misterioso que por allí rondaba.
En concreto, me he topado de bruces con un poema escrito en
1928 que se centra en la figura de Loaces y en sucesos misteriosos que allí
acontecen desde su muerte.
He copiado literalmente parte del texto dejando aparte lo
que he creído no era de utilidad.
Juzguen ustedes mismos:
La celda tenebrosa del tormento
ha poco que aun guardaba triste huella
del amargo salino de un lamento,
que arañado el muro dejó en ella
un monje pecador de aquel convento.
El alma de Loaces se presiente
tanto en la celda como en la ancha nave
flotando diluida en el ambiente,
y hasta parece que el murmullo grave
del eco de su voz rezar se siente.
Y de aquella quietud de cementerio
(que más que cohíbe al visitante asombra)
preñada de latidos de misterio,
se espera ver surgir la augusta sombra
del mago fundador del monasterio.
José Mª Sarabia 1928
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