En el año 1679, el hijo de Vicente Bernisola y María
Martínez, vecinos del convento de Capuchinos de Orihuela (Ya desaparecido)
jugando junto a un pozo, perdió pie y cayó en su interior.
Cuando los lugareños lo rescataron de este, el niño ya se
encontraba sin vida.
Como última esperanza, levantaron su cuerpo y se dirigieron
con él a la Iglesia
y lo depositaron ante el altar de la virgen.
Todos congregados allí se postraron ante Dios y comenzaron a
rezar para pedir que el niño volviera junto a ellos.
Fuente: LA VERDAD DIGITAL Artículo de D. Antonio Luis Galiano.publicado el 13 de Febrero del 2015.
Has documentado bien esa historia? No tenía ni idea de ella. Mola mucho tu blog, sigue investigando.
ResponderEliminarEn eso estoy.
EliminarMe alegro de que te guste.
He puesto un enlace a la fuente de donde saqué los datos.