Aquellos oriolanos que han vivido junto al río conocen lo que es pasar una mala noche escuchando sonidos que desde lejos parecen los lamentos y gritos de terror de varios hombres.
Ya que el río Segura fue el escenario escogido para albergar
los restos de aquellos soldados oriolanos que fueron degollados y
descuartizados tras sobrevivir a una de las luchas más salvajes y sangrientas
acontecidas en la Vega Baja
en la llamada Guerra de los Dos Pedros.
Cuentan las crónicas que de 7000 habitantes tan sólo
quedaron 500 y encima sus mujeres fueron entregadas a la soldadesca castellana
que fue la que se alzó con la victoria comandada por Pedro el Cruel.
Pero en este episodio tan sangriento de nuestra historia es
donde se demostró el valor y la fidelidad que los oriolanos tuvieron para el
que ellos consideraban su monarca Pedro IV el Ceremonioso.
Dicho soberano, reconociendo la resistencia que los
oriolanos opusimos al rey Pedro el Cruel nos concedió en el año 1380 el
privilegio de la fidelidad.
Y gracias a él y a este relato de su mano conocemos de lo
que los oriolanos tuvimos que hacer para sobrevivir:
Nos ni los nuestros
pudiéramos ni pudieran en modo alguno
socorreros; empero, no
por ello desmayó vuestro valor,
sino que haciendo de la
necesidad virtud, después de haberos comido
para sostener la vida,
los cueros de las bestias y perros y ratones y,
lo que es más
repugnante a la humanidad,
los cadáveres de los enemigos que podíais coger.
De estas palabras que el rey nos dedicó para ensalzar nuestro
honor como defensores salió uno de los lemas que orlan nuestro escudo y que
acompaña al pájaro del Oriol:
Semper prevaluit ensis vester
(Siempre prevaleció vuestra espada)
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