En la apacible región de la Vega Baja, donde los campos extensos y la historia se entrelazan, se encuentra un oficio antiguo que ha dejado una huella misteriosa en la memoria de sus habitantes: el oficio de los Acabadores.
Un Encuentro Casual con la Tradición:
En una investigación sobre hechizos y brujería en la Murcia medieval, el arqueólogo colegiado en el colegio de arqueólogos de Murcia, Santi García Lorca, rebuscando en los documentos históricos legados por los hisrtoriadores Juan Blázquez y Torres Fontes tropezó con un rastro intrigante: "los Acabadores". Este grupo, que se remonta al menos al siglo XVI en el Reino de Murcia, tenía un papel singular en la sociedad, marcando el fin de la vida de aquellos que estaban agonizando.
La Figura del Acabador: Más Allá de la Imagen Errónea:Contrario a la imagen equivocada que se puede encontrar al buscar "acabador" en la historia, estos no eran ejecutores de muerte, sino individuos protegidos por el Santo Oficio y la Iglesia. Esencialmente, los Acabadores eran personas con dones especiales, vinculados estrechamente tanto con el cielo como con el infierno. (Un acabador debe de demostrar que la gracia de Dios está con él y que además tiene que tener una serie de características las cuales le ayuden en su en su quehacer).
Rituales y Pruebas: El Camino del Acabador:Un Acabador debía demostrar su conexión divina, teniendo contacto directo con entidades como la Virgen María y Jesucristo. Además, debían conocer a la perfección el cuerpo humano y las artes de la medicina, aunque no fueran médicos en el sentido convencional. Sus rituales implicaban pruebas como encender fuegos rituales, bendecir objetos y recitar oraciones específicas.
Las oraciones desempeñaban un papel crucial en este proceso. Ejemplos de estas oraciones incluyen expresiones como "Santa Madre del Señor, te devuelvo a este niño, acógelo en tu corazón" y la invocación a los antepasados, seres que los antiguos romanos denominarían dioses hermanos, pidiéndoles que vengan y acojan al alma como uno más.
Mantenían una estrecha vinculación con la iglesia, llegando incluso al punto en que la propia institución eclesiástica ocasionalmente les otorgaba bulas papales. Estas autorizaciones les permitían llevar a cabo acciones letales sin que, al fallecer, sus almas fueran condenadas al infierno, ya que desempeñaban un servicio específico.
Poseían un profundo entendimiento del cuerpo humano. Esta afirmación se fundamenta en el hecho de que, al final, su objetivo era poner fin a la vida de una persona, ya fuera un niño, una niña, un hombre, una mujer, un anciano o una anciana, mediante un golpe certero. Este golpe no podía ser ni doble ni triple, sino único. Además, en la parte más fundamental de la nuca, debían conocer a la perfección el lugar preciso donde infligir el golpe mortal con la maza.
Casos Reales en la Vega Baja: Juana la Macha y Dorotea la Bruja:
En la ciudad de Cartagena, Juana la Macha (1847-1942) se destacó como una Acabadora peculiar, utilizando mezclas de leche y huevos para aliviar el sufrimiento de los enfermos. Por otro lado, Dorotea la Bruja, conocida en Lorca, tuvo un encuentro único con la Inquisición que dejó a todos perplejos.
En el Valle de Valentín, en dirección a la zona de Lorca. La imagen que les presento es la de Dorotea, conocida como "la bruja", una figura destacada en la ciudad de Lorca. En calidad de acabadora, recibió el encargo de asistir a una persona que residía en Almería. Dorotea se trasladó a Almería y, aparte de su labor como acabadora, se dedicaba a la venta de verduras.
Sin embargo, el Santo Oficio de Almería la acusó de brujería, resultando en su encarcelamiento. Si mal no recuerdo, la retuvieron en las proximidades de las instalaciones en Cabo de Gata. Cuando iban a aprehenderla para llevar a cabo su auto de fe, su cuerpo desapareció misteriosamente. Nadie volvió a tener noticias de él. Lo intrigante es que, días o semanas más tarde, Dorotea apareció en la residencia del corregidor de Lorca.
Cabe destacar que, sorprendentemente, no había sufrido ninguna transformación ni alteración. La Inquisición de Lorca, o el Santo Juicio de Lorca, había enviado un equipo, por así decirlo, para rescatar a Dorotea la bruja, ya que ella trabajaba para el Santo Oficio del Reino de Murcia.
La Perpetuación de un Oficio Único:
Aunque la tradición de los Acabadores parece cosa del pasado, algunos informes sugieren su presencia hasta tiempos recientes. En la Vega Baja, entre los años 40 y 90, las dificultades de acceso a la medicina llevaron a que familias solicitaran la intervención de un Acabador como último recurso.
El Debate Contemporáneo: ¿Eutanasia o Justicia Divina?
Aunque algunos podrían ver a los Acabadores como practicantes de eutanasia, es crucial entender que su acción no se llevaba a cabo por solicitud del enfermo, sino más bien por un deseo de la familia de aliviar el sufrimiento. El Acabador solo intervenía como último recurso, después de agotar todas las opciones de curación.
Imaginemos la situación en la que un ser, ya sea un perro o un lobo, muerde a alguien y le transmite la rabia. En este caso, similar al ejemplo que les he compartido previamente sobre la familia y el niño que regresa a casa o es localizado, se presentan dos opciones. Una de ellas consiste en permitir que la naturaleza siga su curso, esperando que la víctima fallezca a causa de la rabia, dado que en el siglo XIX no existía cura para esta enfermedad. Esto implicaba enfrentar los gritos insoportables de la criatura, observar la espuma en la boca, entre otros síntomas.
La otra alternativa era llamar a un acabador, siempre y cuando tuvieran la fortuna de contar con uno en su ciudad o territorio, o de que el acabador estuviese cerca en ese momento. En caso contrario, la familia debía esperar semanas, incluso meses o años, hasta que uno de estos especialistas pasara por su localidad para solicitar sus servicios.
Los Acabadores de la Vega Baja han dejado un legado intrigante, revelando una conexión única entre lo divino y lo terrenal. Aunque suene a relato de otra época, la historia de estos personajes sigue resonando en los recuerdos de aquellos que han compartido su espacio con estas figuras misteriosas.
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Fuente: Conferencia "Los Acabadores de Murcia: Guardianes de una Tradición Misteriosa" del arqueólogo Santi García Lorca
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