Álbum musical destacado por la página web oficial de la Universidad Nacional de Educación Pública Estatal Española (UNED). Apartado dedicado a MIGUEL HERNÁNDEZ, "Poemas musicalizados y discografía". Incluído también en la obra literaria del escritor y colaborador de Radio Nacional de España Fernando González Lucini, "MIGUEL HERNÁNDEZ ...Y su palabra se hizo música".

lunes, 20 de noviembre de 2017

La Oriolana que fue mandada llamar para curar el mal del Conde de Barcelona


Si una cosa podemos destacar de la baja edad media era que el papel de la mujer en la sociedad de aquella época era meramente decorativo.

Un mundo salvaje en donde los hombres eran los que dominaban las artes, las ciencias, el gobierno, las guerras.

La mujer era utilizada como instrumento para perpetuar la estirpe de los varones, las sagas familiares.

Por eso cuando una mujer casada seguramente por contrato, por decisión meramente económica y para satisfacer demandas que nada tiene que ver con el amor, si resulta que la mujer no daba la descendencia que se esperaba de ella se convertía en un estorbo para los parientes.

Por eso no es de extrañar que los conventos estuviesen abarrotados de mujeres desechadas que ya no servían a la causa.

Por tanto, esto es lo que se nos hace más extraño.

Porque vamos a hablar de una figura de la que apenas quedan datos, tan sólo unas menciones en viejos libros o documentos pertenecientes a esos tiempos.

Lo verdaderamente curioso es que a esa persona del sexo femenino se la denomine “médica” en un tiempo en que las ciencias sanatorias eran practicadas única y principalmente por varones.


Cuentan las crónicas antiguas que en los tiempos del rey Juan I que había ocupado la Corona de Aragón en 1387 tras la muerte de Pedro el Ceremonioso, el monarca se entraba atareado por sus diversas ocupaciones entre ellas la caza, pero también el estudio de las estrellas y la alquimia.

Cuando Pedro IV el Ceremonioso falleció, la Corona de Aragón estaba extenuada, las guerras habían vaciado las arcas del tesoro, y los rebrotes acompasados de la peste amenazaban a todo el mundo, incluso a la familia real. Ante tal desfavorable coyuntura, el infante Juan no parecía el hombre adecuado para cambiar el rumbo de la situación.

Era un lejano enero de 1387 cuando se enteró de la muerte de su padre, el futuro rey estaba convaleciente de una grave enfermedad, posiblemente epilepsia. La persistencia de la extraña dolencia alimentó las sospechas de que el nuevo rey hubiera sido embrujado. La reina Violante de Bar, esposa de Juan I, difundió entre sus embajadores que el rey había sido hechizado a través de construcciones y sortilegios de imágenes. Ante la extrema gravedad de la situación, Violante, mandó llamar a Barcelona a los mejores expertos en medicina entre los cuales había astrólogos, nigromantes y sabios venidos de París o Aviñón. Incluso en un momento de máxima desesperación, la reina Violante prometió no llevar más perlas ni joyas preciosas en las vestiduras si Juan I sobrevivía a los presuntos sortilegios. Superada por los hechos, la mencionada reina también estudió el libro de nigromancia Cigonina escrito por el Obispo de Barcelona Jaime Sitjó, en busca de un remedio.

Mientras, el rey también sacaba fuerzas de flaqueza para peregrinar al santuario de Monserrat y encomendarse a la Virgen.

Había dado orden a sus consejeros de que todos aquellos libros que trataran sobre los temas de su interés fueran localizados y llevados a su presencia.

Creyente de hechizos y sortilegios mágicos, mandó llamar a un prior y le solicitó que le construyese unos anillos que le pudieran servir para defenderse contra maleficios.

Juan I, a la desesperada, solicitó los servicios del famoso médico Ibrahim de Xátiva y finalmente de un personaje femenino misterioso que tenía muy buena fama por entonces de la ciudad de Oriola: ques metgessa e guarey algunes malaties fortunals. (Que es médica y proteger al rey de algunas enfermedades que no se sabe la causa).

En otoño de 1387 Juan I, El Cazador, sanó de su enfermedad.


Pero a nosotros nos queda la duda:

¿Quién fue aquella oriolana desconocida que fue llamada para curar los males, la enfermedad extraña que aquejaba el monarca de la Corona de Aragón?

¿Fue una bruja, una curandera? Lo dudo pues los vocablos catalanes o aragoneses para tales personajes para nada tienen que ver con la denominación “metgessa” (médica) que encontramos en los documentos que se refieren a ella.

¿Será posible que esta tierra de Armengolas, esta Orihuelica del Señor sea el lugar dónde las mujeres más fuerza cobran de todo el país? 


Poner a una mujer oriolana a la misma altura de un sanador de origen árabe, o de los mejores sanadores de la Corte Europea, es poner el listón muy alto. Y más si cabe, para intentar sanar al que fue El Conde de Barcelona.

FUENTES: 
Breve historia de la Corona de Aragón -  David González Ruiz
La Valencia del más allá - Rafael Solaz



Reflexión:

Lamentablemente, la información que se tiene sobre la "metgessa" de Oriola (Orihuela) es muy limitada y fragmentaria, ya que se trata de una figura histórica que apenas dejó huella en los registros de la época. Por lo que se sabe, esta mujer era una curandera o médica que gozaba de buena reputación en la ciudad de Oriola y sus alrededores durante la Baja Edad Media. Fue llamada por el rey Juan I de Aragón para tratar una enfermedad que le aquejaba, y aparentemente logró sanarlo, aunque no se sabe con certeza de qué padecimiento se trataba.

Algunos historiadores sugieren que la denominación "metgessa" podría haber sido utilizada de forma genérica para referirse a cualquier mujer que practicara la medicina, sin que necesariamente tuviera una formación formal en la materia. Otros argumentan que, aunque la medicina era un campo dominado por los hombres en aquella época, no era infrecuente que hubiera mujeres que ejercieran como curanderas o parteras en las comunidades rurales.

En resumen, la "metgessa" de Oriola es una figura interesante y enigmática de la historia de la medicina, pero desafortunadamente no se dispone de suficiente información para conocer con detalle su identidad, sus prácticas médicas o su legado.



Resumen:

Durante la Baja Edad Media, la mujer tenía un papel decorativo en una sociedad dominada por los hombres en todos los ámbitos, desde las artes hasta el gobierno y las guerras. En esta época, las mujeres se utilizaban como instrumentos para mantener la estirpe de los varones y las sagas familiares. Si una mujer casada no daba la descendencia esperada, se convertía en un estorbo para sus parientes y a menudo acababa en un convento.

En este contexto, resulta sorprendente encontrar menciones de una mujer que se la denomina "médica" en una época en la que la práctica de las ciencias sanitarias estaba reservada exclusivamente a los hombres. Aunque apenas quedan datos sobre ella, las crónicas antiguas relatan que esta misteriosa mujer de Orihuela, en la Corona de Aragón, fue llamada para curar la extraña enfermedad que aquejaba al rey Juan I en 1387.

A pesar de la gravedad de la situación, la reina Violante de Bar no dudó en buscar a los mejores expertos en medicina y nigromancia para salvar a su marido. Incluso ella misma estudió el libro de nigromancia Cigonina en busca de una cura. Pero finalmente fue esta mujer oriolana, cuyo nombre desconocemos, quien logró curar al rey y poner fin a la crisis.

Aunque se desconoce la identidad y el origen de esta "metgessa", es importante destacar que su denominación como "médica" indica que se la consideraba una profesional de la salud, y no una curandera o una bruja, como se podría pensar en una época en la que la medicina era un terreno exclusivo de los hombres.

Esta historia nos recuerda que, a pesar de las restricciones y los prejuicios de la época, las mujeres también han tenido un papel importante en la historia de la ciencia y la medicina, aunque sus contribuciones hayan sido a menudo ignoradas o silenciadas.



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