Es la primera vez que escribo un relato inspirado en las
sensibilidades de una amiga que he conocido gracias a la Ruta del Miedo.
Esta persona (según ella) tiene una especie de poder, de don que la hace
visible para lo que ella llama los entes del más allá.
Hace poco, me mandó una fotografía de un punto del llano del
Seminario en donde ella cree detectar una serie de energías de seres que claman
su atención.
Y este es el relato que he podido tejer con sus palabras
mientras me escribía en el mensajero de Facebook.
Pido por favor que si alguien sabe algo relacionado con esto
que me lo haga llegar para verificar su exactitud.
Y si alguien tiene cierta sensibilidad y pasa por este
lugar, que se deje llevar para ver si su apreciación coincide con la de mi amiga.
Por supuesto, se lo dedico a ella:
Por un lugar olvidado de la mano de Dios se escuchan los
gritos de angustia de un alma en pena que habiendo vivido más de trescientos
años atada a este rincón, aguarda con impaciencia que alguien la libere.
Está esperando en este sitio marcado en la fotografía.
Con su traje largo de color púrpura y negro y con el cabello
castaño llora todavía la insolencia con que fue sacudida el día de su muerte.
La violencia con la que aconteció su muerte la dejó atada
para siempre a este lugar maldito.
Su tez blanquecina destaca bajo el ala del sombrero que
lleva sobre su cabeza.
La envuelven extrañas energías negativas.
Todos los que pasan por ahí sienten como una parte de sus
fuerzas se desfallece, pero es tan poquita energía la que roba cada día a los
visitantes que nadie le presta atención.
En ese mismo lugar hay sombras que aún yacen colgadas de las
ramas del árbol que algún día estuvo allí.
El viento balancea los cuerpos de los ahorcados mientras las
horas trascurren sin prisa y con cierta dejadez.
Uno de esos cuerpos llama la atención.
Es un chico joven moreno vestido de blanco que acabó sus
días ahorcándose para acallar los dolores de su sufrimiento amoroso.
El resto de cuerpos pertenece a personas que murieron
violentamente bajo las maliciosas manos de aquellos que les deseaban el mal.
La mirada del chico de blanco es triste y a la vez
orgullosa.
Es difícil lucir con orgullo su condición sexual en una
época en la que estaba mal visto y penado.
Sufre de amor no correspondido de otro hombre.
…
mi abuela me dijo una vez que cuando ella era pequeña era una cárcel y un preso le hizo una pulsera, esa pulsera hoy en día la tengo yo.si encuentro la pulsera te puedo mandar una foto por facebook si quieres verla. y mucho tiempo antes de que mi abuela me contara esta historia, un día subí con mis compañeros de clase del instituto en una excursión. para ver el seminario, por la zona señalada de la foto me acerque y me asome para ver si habia alguien allí pero no habia nadie
ResponderEliminarGracias. Sï, me gustaría ver una foto de la pulsera. Guárdala, pues tiene una historia preciosa detrás, según me cuentas.
Eliminarde nada, buscare la pulsera y te mandare una foto
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