Siguiendo con los testimonios de otros oriolanos que se
aventuraron antes que yo en esto de la investigación de lo insólito, les voy a
relatar hoy otro caso muy extraño vivido en persona por el investigador José
María Piñeiro.
En resumen viene a contar que por el año 2014, fue testigo
en la calle San Juan de la aparición de una esfera de color naranja que parecía
estar protegida por una cabina de cristal.
Este es el testimonio original que me ha contado y que
quiere que comparta con todos vosotros:
“Hace un par de veranos, me encontraba en la azotea de mi
casa, en la calle San Juan, a eso de las once y cuarto de la noche, tomando el
fresco. De pronto vi venir desde mucho más allá de Santo Domingo, una luz
naranja que parecía volar a baja altura. La luz era de la misma tonalidad que
la que ilumina el interruptor de las regletas de las conexiones eléctricas. Vi
que se acercaba bastante, de tal manera que a la curiosidad que sentía se le
sumó cierta inquietud. Al final lo vi pasar, más o menos, sobre el Paseo Calvo
Sotelo. Iba muy rápido, pero me quedé pasmado porque lo vi, a pesar de la
oscuridad, muy bien. Era, como te digo, una luz, pero resguardada en una
especie de pequeña cabina de cristal, supongo. Donde iba fija la luz, por
debajo, se desplegaba una especie de pantalla que hacía como de timón. El
artilugio era de un tamaño considerable y se dirigió hacia la catedral. Iba muy
rápido y su aspecto era bastante raro. He pensado que podría tratarse de una
linterna china, esas luces que los chinos sueltan al aire en memoria de los
muertos, pero lo que vi era mucho más grande que tales linternas.”
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