Álbum musical destacado por la página web oficial de la Universidad Nacional de Educación Pública Estatal Española (UNED). Apartado dedicado a MIGUEL HERNÁNDEZ, "Poemas musicalizados y discografía". Incluído también en la obra literaria del escritor y colaborador de Radio Nacional de España Fernando González Lucini, "MIGUEL HERNÁNDEZ ...Y su palabra se hizo música".

martes, 22 de agosto de 2023

Un Velo de Intriga Sobre el Accidente de Paco Rabal

 

«Paco Rabal, con una herida recién cosida que va, de arriba abajo, por toda la nariz; con un brazo—el izquierdo—escayolado; con muchos dolores en el pecho, y con su mujer, Asunción Balaguer, al lado, en la clínica Nuestra Señora de Montserrat, de Orihuela».


En la tranquila ciudad de Orihuela, en el pasado, un lugar de cuidado de la salud capturó la atención y el interés de la comunidad. El Sanatorio de la Virgen de Monserrate, fundado en 1965 como parte de la obra social de la Caja de Ahorros de Nuestra Señora de Monserrate, trajo una moderna y completa instalación médica a la región. Con un presupuesto de diez millones de pesetas, se construyó un centro médico-quirúrgico que se convirtió en un refugio para la atención y el nacimiento de muchos oriolanos en la década de 1970 y principios de la de 1980.

Este establecimiento de salud fue planificado meticulosamente, incluyendo características como dos quirófanos, dos salas de partos, una sala de rehabilitación, una incubadora para bebés prematuros o enfermos, cuarenta y tres habitaciones y hasta una capilla. El Sanatorio de la Caja de Monserrate, como se conocía originalmente, se convirtió en un punto de referencia en la comunidad.

Uno de los acontecimientos notables que se asoció con este sanatorio fue el accidente que sufrió el renombrado actor Paco Rabal en agosto de 1980. Rabal estuvo involucrado en un accidente automovilístico en la cercanía de El Escorratel mientras se dirigía al aeropuerto de Alicante. Curiosamente, este incidente coincidió con el nacimiento de su hermana. Rabal fue atendido en el Sanatorio de la Virgen de Monserrate mientras se recuperaba de sus heridas, que incluían una herida en la nariz, un brazo izquierdo escayolado y dolores en el pecho. Junto a él estuvo su esposa, Asunción Balaguer.

Con el tiempo, el Sanatorio de Monserrate evolucionó y pasó a llamarse Madre Molas. Sin embargo, a medida que avanzaba el tiempo, se vio afectado por cambios en la atención médica de la región. La creación del Hospital de Redován y otros desarrollos llevaron a que el sanatorio pasara por transformaciones y eventualmente cierre. A pesar de ello, dejó una marca indeleble en la comunidad y en la memoria de quienes experimentaron sus servicios.

Esta instalación médica y quirúrgica, que una vez se erguía como un faro de atención en Orihuela, resalta cómo los lugares de cuidado de la salud no solo ofrecen atención médica, sino que también son testigos de momentos significativos en la vida de las personas. Desde los nacimientos hasta los accidentes inesperados, el Sanatorio de Monserrate/Madre Molas dejó una huella en la historia local que perdurará a lo largo del tiempo.



CURIOSIDADES:

El incidente que involucró a Paco Rabal tuvo lugar en la pendiente del túnel, donde circulaba en el motocarro perteneciente al Tío Paco de la Yesera, que era una figura conocida en la zona. Este peculiar vehículo se movilizaba por la carretera de Bigastro, específicamente cerca de las instalaciones de Oleza y Sánchez, almacenes que han dejado su marca en la zona. Tras el choque, Rabal fue trasladado a Madrid en la ambulancia municipal bajo el mando de Paco el Rondollo, mientras Asunción, su esposa, lo acompañaba en este inesperado viaje. Es curioso observar cómo ambos involucrados en el accidente compartían el nombre Francisco y sus respectivas esposas llevaban el nombre Asunción, una coincidencia que añade un toque inusual a este incidente.





TESTIMONIOS:

El destino del Sanatorio, más tarde conocido como Madre Molas, tomó un rumbo adverso cuando algunos de sus médicos y otros profesionales de la zona emprendieron la creación del Hospital de Redován. Aunque este hospital también llegó a ser una residencia de ancianos, enfrentó un destino similar al del Sanatorio de Monserrate. A diferencia del último, el Hospital de Redován no logró asegurar un acuerdo con la seguridad social, a diferencia del anterior, que recordaba haber estado concertado con la seguridad social como el Sanatorio de Monserrate, que había logrado establecer un vínculo con este sistema de atención médica. Paralelamente, las voces en la comunidad clamaban por un hospital público de alcance comarcal, lo que asestó un golpe adicional a estos centros médicos.

En mi memoria, quedan grabadas vívidamente las múltiples ocasiones en que visité el Sanatorio. Era un lugar en el que los más destacados médicos de Orihuela realizaban sus intervenciones, convirtiéndose en un punto de referencia para la atención médica en la región. Las imágenes de su desmantelamiento aún permanecen en mi mente, con recuerdos físicos que atestiguan la historia que se desarrolló allí.

Este sitio también desempeñó un papel más peculiar. La enfermería de la plaza de toros se abastecía de material quirúrgico que se esterilizaba en el Sanatorio. Luego, ese material era transportado a las plazas de toros de Orihuela y Torrevieja en la ambulancia municipal. A través de los años, esta ambulancia evolucionó desde un Seat 1500 hasta un Citroën GS, que tenía capacidad para transportar hasta dos camillas. No puedo evitar rememorar un baúl de cuero rígido de gran tamaño que solíamos llevar con el material necesario a las enfermerías.

En ese tiempo, figuras médicas sobresalientes dieron vida al Sanatorio. El cirujano jefe de Orihuela, el Dr. José Cámara Zapata, y el segundo cirujano, el Dr. Mariano Sáez Sánchez, encabezaban un equipo en el que también participaban otros profesionales como el ATS y anestesista D. Luis Ruiz Viedma, además del hijo del Dr. José Cámara, quien hoy en día es cirujano en el Hospital Don José Cámara Botia. Figuras como el Dr. Cristia y los entonces jóvenes doctores Hernández Lozano y Francisco García, este último ocasionalmente involucrado en la plaza de toros, también formaban parte de este conjunto. Otras variantes se observaban en la Plaza de Toros de Torrevieja, donde Don Mariano Sáez lideraba y Don José Cámara ocupaba el segundo lugar. A estos nombres se sumaba D. Antonio Roda.

Recuerdo claramente mi rol como mozo de quirófano y mi responsabilidad sobre la capilla del Sanatorio. Incluso tengo curiosidad por el destino de la imagen de San José que solía estar presente. En una nota curiosa, los médicos recibían, al principio, dos entradas por intervención, valiendo 2,000 pesetas cada una, mientras que los ATS recibían dos entradas por 1,000 pesetas, y los mozos de quirófano y el conductor de la ambulancia, Rondollo, 200 y 500 más una entrada. Por cierto, mi entrada siempre era destinada a mi padre. En casos de intervención, las compensaciones se duplicaban aproximadamente. Era mi responsabilidad llevar el recibo a la taquilla antes de que comenzara la corrida y entregar el dinero a Don José Cámara, quien llevaba el registro. En ocasiones de intervención, él asumía la responsabilidad de presentar el parte facultativo ante el presidente y el delegado gubernativo. Al inicio, la seguridad estaba en manos del cabo Prieto de la Guardia Civil, seguido por un inspector del cuerpo superior de policía. El presidente de la plaza de toros solía ser el Alcalde o un concejal, en ocasiones Manolo Corro o Manolo Vicea.

En ocasiones, cuando las novilladas eran escasas o la taquilla no rendía mucho, las ganancias eran mínimas o incluso inexistentes. Fueron muchas las tardes en las que no había compensación económica por mi labor. Y aquí puedo compartir algo más contigo. Como sabes, yo solía quedarme hasta el final, recogiendo y ordenando todo. Me correspondía doblar sábanas, un proceso que involucraba incluso ir al hospital municipal en bicicleta el día anterior para recolectar sábanas, alcohol para la desinfección y otros suministros. Casi siempre lograba encontrar algo extra, como las galletas de la Hermana Jacobina, o disfrutar de la merienda al día siguiente cuando devolvía las sábanas.

Puedes recordar cómo todo estaba en un estado bastante deteriorado en aquel entonces. Mi sistema se basaba en mantener todo meticulosamente limpio con legia y cubrir la gran mesa de mármol con patas plegables con dos capas de sábanas para ocultar las patas de la mesa de operaciones, solo por dar un ejemplo. Había una camilla con la apariencia de una camilla de ginecólogo, y cada vez que había corridas de toros, las patas de la camilla eran repintadas, ya que la pintura escaseaba y se aplicaba solo donde el óxido había hecho su huella. El espacio contaba con una antesala de curas y una habitación que albergaba dos camas. En total, unas veinte sábanas formaban parte de mi rutina.

Volviendo al tema de la compensación, en ocasiones me pagaban en forma de meriendas o, en términos de la cultura taurina, en carne de toro. Si el empresario era Manolo Alcaraz, algo que reconocía por su llegada al sorteo, tenía su propia manera peculiar de expresar su gratitud. Antes de entrar al sorteo, se dirigía a San José para rezar. En más de una ocasión, mientras yo estaba ocupado fregando como si no hubiera mañana, dejaba mil pesetas al pie del santo y me guiñaba un ojo para agradecerme. Alcaraz era conocido por ser un hombre de pocas palabras, pero sus gestos hablaban por sí mismos.

Antonio Marin




Durante muchos años, mi padre desplegó su labor en ese lugar. A menudo, mi madre y yo solíamos ir a recogerlo al término de su jornada. En ocasiones, las monjas que formaban parte del entorno nos recibían en la cocina y nos obsequiaban con una merienda. Esta experiencia me dejó una impresión de calidez y familiaridad inolvidable. Con el tiempo, mi padre se incorporó a la Caja de Ahorros Nuestra Señora Virgen de Monserrate, cuyas instalaciones hoy en día albergan a los "armaos". Cuántos recuerdos afloran de aquella época, un tesoro de memorias que perdurarán para siempre.

M. Pilar Lozano




En ese lugar especial, vieron la luz tres de mis cuatro hijos: el 17 de septiembre de 1979, el 14 de enero de 1981 y el 28 de febrero de 1984. La experiencia fue muy positiva y reconfortante. Sin embargo, a partir de ese momento, mi esposa decidió que con nuestras dos chicas y dos chicos, habíamos completado la familia. 

Francisco García Pertegal




En ese año de 1976, mi única y asombrosa hija vino al mundo en ese lugar. Posteriormente, realizaron una cirugía a mi padre. Si mal no recuerdo, el cirujano venía desde Alicante. Además, solía llevar a cabo consultas en el ambulatorio, que ahora se ha convertido en un centro de especialidades médicas. También, en momentos posteriores, mis dos hermanos varones fueron ingresados debido a un accidente de tráfico. Con un sentimiento de gratitud, me despido sabiendo que todo salió de maravilla.

Trini Cases




En la Clínica Palmeral, ubicada en la Avenida García Roger en Orihuela, se produjo el nacimiento de dos hijos de M.R.C entre los años 1977 y 1982. Con el paso del tiempo, se cruzaron los caminos de alguien con Jesús Vilella, también conocido como el Vilella y del rabaloche. Jesús era hermano de Manín e hijo de Carmen. En ese momento, se encontraba ocupado con un "tensiometro", también llamado esfigmomanómetro o manómetro. Además, tuve la oportunidad de conocer a un médico joven, quien resultó ser sobrino de D. Antonio Roda.


Jose Antonio Iturmendi Goicoetxea




El 7 de agosto de 1983, mi hija Inma vino al mundo. A pesar de que llegué en un momento en el que inicialmente no querían atenderme, a pesar de mi dilatación, finalmente recibí la atención necesaria. Según me informaron, mi hija fue la última en nacer en ese lugar.

Conchita Pérez Verdú






Una investigación conducida por el historiador oriolano Antonio José Mazón Albarracín arrojó un poquito de luz sobre los hechos que desencaderon el fatal desenlace del hospital.

"Guiado por mi estimado amigo Mario Gómez, he ubicado en el periódico "Canfali" información acerca del cierre del Sanatorio Nuestra Señora de Monserrate. En el año 1983, justo antes de su cese de operaciones, era conocido como Sanatorio Madre Molas y enfrentaba graves conflictos con su personal. Mi sincero agradecimiento a Mario por su contribución en este hallazgo".




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