Álbum musical destacado por la página web oficial de la Universidad Nacional de Educación Pública Estatal Española (UNED). Apartado dedicado a MIGUEL HERNÁNDEZ, "Poemas musicalizados y discografía". Incluído también en la obra literaria del escritor y colaborador de Radio Nacional de España Fernando González Lucini, "MIGUEL HERNÁNDEZ ...Y su palabra se hizo música".

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Tradiciones orlolanas que no volverán

Orihuela vista desde la Cruz del Río

Las Peñetas, el Oriolet y la Cruz de la Muela eran los tres sitios por donde los viejos contaban a los niños tenían la llegada según su capricho los Santos Reyes en la madrugada del 6 de enero.

Conocido por todos los oriolanos de principios de siglo XX era el montecito que graciosamente se levantaba junto al lugar llamado “la Cruz del Río”, y que al lado opuesto aparecía frente a la preciada fuente de san Francisco. “Las Peñetas” se llamaba este pequeño montículo.

Cuenta la tradición que un día de 1410 visitó nuestras tierras un religioso, fray Vicente Ferrer,  que con tal fervor y convencimiento lanzaba sus sermones que los oriolanos quedaron encantados por su palabra y subieron a las parte más alta de las montañas para dejar allí enclavada la llamada Cruz de la Muela oriolana.

Desde entonces, este cruz, ha permanecido, no sin accidentes de por medio, para dar la bienvenida en primer lugar a los ojos del visitante que se atreve a guiar sus pasos hacia la entrada de nuestra Orihuelica del Señor.

El sitio donde está expuesta la Cruz, ha sido siempre lugar de tradicionales peregrinaciones como la de los niños que subían en las fechas anteriores a la venida de los Reyes Magos porque así se lo habían contado sus mayores, y con esa inocencia que caracteriza a los niños, subían con todo su afán por llegar a la cima y tirar las honestas cartas desde ella hacia los aires, para que el viento las recogiera y las balanceara hasta llevarlas a los pies de los grandes magos.

Un año. Los Santos Reyes Magos aparecieron entre nubes, ráfagas de viento y de luz, músicas y estrépito general, descendiendo poco a poco solemnemente, hasta arrodillarse junto a la Cruz de la Muela. Así es como los abuelos se lo contaban a sus hijos y estos al llegar el momento de ser padres, lo transmitían a los suyos.


FUENTE: 
MEMORIAS COMPLETAS de José María Ballesteros

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