En fechas no muy lejanas, allá por el 16 de octubre de 1948, los habitantes de nuestra querida ciudad mantenían una situación extrema de tensión y miedo por lo que pudiera pasar, pues tenían aún fresco en sus atormentadas mentes lo que había sucedido en la última gran riada del 25 de abril del año 1946, en donde hasta el propio Obispo se había sentido prisionero de los acontecimientos, al haberse visto el Palacio Episcopal completamente incomunicado y porque los daños de las aguas habían llegado a afectar a varios pueblos de
El Río Segura se había desbordado invadiendo algunas de las
calles de la ciudad.
Los más fervientes seguidores de la Doctrina Cristiana
se pusieron en contacto con los sacerdotes y estos a su vez con el Obispo de la Diócesis.
Se dio entonces permiso para que nuestra querida Patrona, la Virgen de Monserrate fuera
llevada cerca de las aguas y solicitar así un milagro.
Cuando todo estuvo dispuesto se pusieron en marcha los
creyentes y los religiosos.
Entre ellos el Exmo. Y Rvdmo, Sr. Obispo de la Diócesis , el Dr. Don José
García Goldáraz, el Sr. Deán Sr. Don Arturo Esquiva Mora, y varios sacerdotes
además de miles de fieles
Se encaminaron hacia el Santuario para cargar sobre sus
hombros la imagen de la
Patrona y la llevaron hasta el Puente de Levante en donde
entre cantos y oraciones se arrojó un ramo de flores sobre las aguas.
Al poco tiempo, los vecinos de Orihuela pudieron observar
como la calma llegaba hasta las aguas. El crecimiento de la inundación se
detuvo y empezaron a descender.
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