Cuentan algunas leyendas antiguas, que los Demonios
eligieron un hermoso lugar en la tierra para alojarse.
Así es como decidieron quedarse en Orihuela.(Según aparece relatado en la novela DE ORIHUELA A BUENOS AIRES CON ÁNGELES Y DEMONIOS del señor Hilarion Lillo Roche)
La ciudad mágica que tiene a su alrededor más sectas satánicas
de toda Europa. (Según el psiquiatra y profesor de la Universidad de Cádiz Leonardo Casais).
Y la única ciudad del mundo en donde se conserva un paso de
semana santa que desde 1695 pasea por las calles la imagen de una diablesa.
Incluido este popular hecho en el libro: 99 LUGARES EN DONDE
PASAR MIEDO de Lorenzo Fernández Bueno, según me contó en mi primera visita a Toledo, Luis Rodríguez Bausá
(Colaborador de MILENIO 3 y CUARTO MILENIO y autor de los libros TOLEDO INSÓLITO,
TEMPLARIOS EN TOLEDO).
Esta escultura bien conocida entre los oriolanos es única en
su género.
El paso se compone de una cruz en donde se sujetan unas
toallas descolgadas y unas nubes con cinco ángeles la rodean mientras portan un
martillo, una corona de espinas, una escalera, unas tenazas, y la cruz que
emerge de la bola del mundo que un esqueleto abraza en posición de descanso.
Frente a él, un diablo con pechos mantiene en su mano una manzana.
Existe una representación similar del diablo en la Columna de la Peste de Viena, una
escultura realizada en 1682 por Johann Bernard Fiseher Von Erlach.
El paso camina con lentitud a través de las calles oriolanas
y se detiene ante las puertas de las iglesias de la ciudad a las que no tiene
permitido su entrada.
Parece ser que los documentos que nos hablan de su origen ponen
a este en el siglo XVII cuando varias cofradías que se agrupaban bajo el nombre
de Cofradía del Santísimo Sacramento, realizaron obras de carácter piadoso como
la sepultura de personas sin hogar que vagabundeaban por las calles o algunos
de los criminales que eran ajusticiados.
A finales del siglo XVII tras la primera procesión, los
labradores encomendaron al artista Nicolás de Bussy un nuevo paso iconográfico
que salió a las calles por primera vez en procesión en 1695.
Los agricultores del Arrabal de San Agustín tuvieron que
endeudarse para poder pagar la obra como se ve reflejado en antiguos
manuscritos.
Sobre este paso y especialmente sobre la figura de este
demonio corren cientos de oscuros rumores y leyendas.
Se ha llegado a decir por algunos oriolanos que cuando han
pasado junto a la escultura de la diablesa han podido escuchar voces que
parecían provenir de su interior.
Pero eso ya lo contaré en próximas entradas…
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