Álbum musical destacado por la página web oficial de la Universidad Nacional de Educación Pública Estatal Española (UNED). Apartado dedicado a MIGUEL HERNÁNDEZ, "Poemas musicalizados y discografía". Incluído también en la obra literaria del escritor y colaborador de Radio Nacional de España Fernando González Lucini, "MIGUEL HERNÁNDEZ ...Y su palabra se hizo música".

miércoles, 19 de julio de 2023

La Leyenda del Lobo y las Entidades Oscuras

 


En los oscuros rincones de las tierras donde el sol se arrodilla en  reverencia, donde las mezquitas se alzan como joyas en la arena dorada, donde las historias se entrelazan con el misterio y lo místico, se susurra sobre la asombrosa conexión entre el lobo y las entidades sobrenaturales. Algunos creen que estas criaturas tienen un don sobrenatural para vislumbrar lo invisible y poseen una habilidad olfativa que trasciende lo humano.

Según los relatos, el aullido del lobo es percibido por las entidades desde una distancia de 10 kilómetros. Cuando los lobos fijan su mirada en estos seres, su poder se ve limitado y no pueden emularlos; temen su olor, una fragancia que les infunde pavor inexplicable.

El lobo posee una habilidad milagrosa, un don que lo distingue de las demás criaturas. Con ojos resplandecientes que mantienen su brillo incluso más allá de la muerte, son capaces de derrotar a las entidades malignas. Se dice que cuando se enfrentan a estas abominaciones, los lobos consumen sus ojos, un acto místico que simboliza su triunfo sobre las fuerzas oscuras.

En medio de estas leyendas se encuentra la historia antigua de una joven pastora que llevaba a sus ovejas a pastar en lo más profundo del monte cada día. Sin embargo, un demonio, consumido por un amor enfermizo, se obsesionó con ella y se sentaba a su lado, susurrándole palabras insidiosas y perturbadoras. La historia es larga y escalofriante, llena de encuentros nocturnos y terrores sin nombre.

Fue en ese momento cuando el lobo, con su aura mística, intervino. De manera imprevista, se lanzó sobre el demonio, protegiendo a la joven pastora de su malvado acosador. El encuentro dejó una marca indeleble en la niña, transformándola y tocándola de una manera que su familia y todo el pueblo no podían comprender.

El brillo inquebrantable en los ojos del lobo revelaba su naturaleza especial y la conexión trascendental entre el mundo terrenal y el sobrenatural. Desde ese día, la niña y el lobo se convirtieron en símbolos de protección y esperanza para aquellos que estaban atrapados entre los velos de lo desconocido.

La historia se transmitió de generación en generación, envuelta en un halo de misterio y asombro. El lobo se convirtió en una figura mística, venerada por algunos y temida por otros, pero siempre respetada por su capacidad para enfrentarse a las entidades oscuras y proteger a aquellos que necesitaban su ayuda.

A medida que los relatos se desvanecen con el tiempo, la verdad detrás de estas historias sigue siendo un enigma, una nebulosa de misticismo y fascinación que continúa intrigando a aquellos que buscan respuestas más allá de lo que los ojos pueden ver.


En los confines enigmáticos de Orihuela, los lobos que acecharon sus tierras durante siglos plantean un dilema inquietante: ¿Fueron estos fieros depredadores un talismán protector de la población o fueron los ecos de una maldición enviada desde los infiernos para maldecir a los oriolanos?

Durante siglos, estas criaturas salvajes acecharon los campos y bosques de Orihuela, imponiendo su dominio con ferocidad. Algunos veían en ellos una fuerza mística, una conexión con los misterios más profundos del universo. ¿Eran los lobos guardianes de antiguos secretos ocultos en la sierra? ¿Poseían un don oculto que los convertía en protectores de aquellos que temían a las entidades sobrenaturales?

Sin embargo, otros interpretaban su presencia como una señal de oscuridad y desgracia. ¿Eran los lobos portadores de una maldición ancestral, enviados desde las profundidades infernales para sembrar el caos y el terror entre los habitantes de Orihuela? Sus ojos brillantes, cargados de un brillo inquietante, evocaban temores ancestrales y leyendas tenebrosas que se transmitían de generación en generación.

La dualidad persistía en las mentes de los oriolanos. Algunos buscaban la protección de los lobos, creyendo que su presencia ahuyentaba a las fuerzas malignas que acechaban en la oscuridad. Otros, sin embargo, los veían como heraldos de desgracia, señales ominosas de tragedias por venir.

La verdad se perdía en la nebulosa del misterio. ¿Eran los lobos de Orihuela una bendición o una maldición disfrazada? Solo los corazones valientes y los ojos dispuestos a enfrentar lo desconocido podrían encontrar la respuesta. Pero cuidado, pues adentrarse en ese camino lleno de sombras y secretos podría desvelar verdades perturbadoras y despertar fuerzas más allá de la comprensión humana.

Los lobos de Orihuela se erigían como guardianes enigmáticos de un umbral entre mundos, una encrucijada donde la protección y la maldición convergían. ¿Cuál era su verdadero propósito en la historia de la ciudad? ¿Eran mensajeros de luz o heraldos de tinieblas? Solo aquellos dispuestos a desentrañar los enigmas más profundos se atreverían a descubrir la respuesta.


La versión Oficial:

En los recuerdos antiguos de Orihuela, los lobos ocuparon un lugar especial en la vida de sus habitantes. Desde el siglo XV hasta bien entrada la primera mitad del siglo XVIII, estas criaturas salvajes abundaron en la región. La sierra que rodeaba la ciudad ofrecía el hábitat propicio para que los lobos criaran y protegieran a sus descendientes en cuevas y grutas.

La presencia de los lobos era una constante preocupación para los cazadores, pastores y labradores de Orihuela. Estos animales peligrosos merodeaban por los contornos, acechando conejos, ratas, perdices y codornices, así como los rebaños de los pobres ganaderos. Sin embargo, todo cambió tras la epidemia de 1648, que diezmó la población y dejó a los lobos como amos de la localidad.

El Consell de Orihuela se vio obligado a tomar medidas y buscar la exterminación total de los lobos. Cazadores locales, pastores y ganaderos se lanzaron a la caza de estas bestias, motivados por su valiosa recompensa económica y honorífica al entregar las piezas muertas a las autoridades. También se contrataron profesionales, auténticos asesinos de lobos, como Juan Ramírez, cuya destreza en la caza le valió reconocimiento y premios.

Durante trescientos años, los lobos acecharon a los ciudadanos de Orihuela, dejando un rastro de temor y cautela en la comunidad. Las técnicas de caza empleadas variaban desde el uso de ballestas, arcabuces y escopetas hasta trampas de lazo y cepos, acompañadas por feroces perros de caza. Los habitantes de Orihuela vivían constantemente atemorizados por la amenaza de ataques de lobos, alimentados por cuentos y leyendas que amplificaban el poder amenazador de estas criaturas.

A pesar de la fama malévola atribuida a los lobos, algunos sufrieron en carne propia los ataques nocturnos de estas fieras. Las familias desamparadas que se refugiaban en cuevas de la sierra de San Antón o cerca de la Puerta de Murcia fueron testigos de su ferocidad. Los lobos eran vistos como bestias devoradoras de hombres, seres malignos sedientos de venganza.

El pueblo de Orihuela, influenciado por los sucesos y leyendas que rodeaban a los lobos, llevó a cabo rituales simbólicos para mostrar su triunfo sobre estas bestias. Cuando un cazador presentaba una presa ante el Consell, se le cortaban las orejas, y estas eran regaladas al cazador como un trofeo. El resto del cuerpo del lobo era arrojado al río, incluidas las crías, vivas o muertas. Esta práctica marcaba el fin de la amenaza, aunque la memoria de los lobos perdurara en la tierra y en las historias contadas por generaciones.

A medida que los lobos fueron exterminados en Orihuela y sus alrededores, la tranquilidad regresó a la ciudad. Sin embargo, en las horas en que la noche se adueña del paisaje, un aullido desgarrador se escucha en la lejanía. ¿Acaso algún rastro de aquellos lobos ancestrales sigue presente en la sierra oriolana? ¿O es solo el eco de la memoria, la persistencia de una sombra que aún despierta el temor en los rincones oscuros y desafiantes de la noche?


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