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Orihuela vista desde la Cruz del Río |
Las Peñetas, el Oriolet y la Cruz de la Muela eran los tres
sitios por donde los viejos contaban a los niños tenían la llegada según su
capricho los Santos Reyes en la madrugada del 6 de enero.
Conocido por todos los oriolanos de principios de siglo XX
era el montecito que graciosamente se levantaba junto al lugar llamado “la Cruz
del Río”, y que al lado opuesto aparecía frente a la preciada fuente de san Francisco.
“Las Peñetas” se llamaba este pequeño montículo.
Cuenta la tradición que un día de 1410 visitó nuestras
tierras un religioso, fray Vicente Ferrer, que con tal fervor y convencimiento lanzaba
sus sermones que los oriolanos quedaron encantados por su palabra y subieron a
las parte más alta de las montañas para dejar allí enclavada la llamada Cruz de
la Muela oriolana.
Desde entonces, este cruz, ha permanecido, no sin accidentes
de por medio, para dar la bienvenida en primer lugar a los ojos del visitante
que se atreve a guiar sus pasos hacia la entrada de nuestra Orihuelica del
Señor.
El sitio donde está expuesta la Cruz, ha sido siempre lugar
de tradicionales peregrinaciones como la de los niños que subían en las fechas
anteriores a la venida de los Reyes Magos porque así se lo habían contado sus
mayores, y con esa inocencia que caracteriza a los niños, subían con todo su
afán por llegar a la cima y tirar las honestas cartas desde ella hacia los
aires, para que el viento las recogiera y las balanceara hasta llevarlas a los
pies de los grandes magos.
Un año. Los Santos
Reyes Magos aparecieron entre nubes, ráfagas de viento y de luz, músicas y
estrépito general, descendiendo poco a poco solemnemente, hasta arrodillarse
junto a la Cruz de la Muela. Así es como los abuelos se lo contaban a sus
hijos y estos al llegar el momento de ser padres, lo transmitían a los suyos.
FUENTE:
MEMORIAS COMPLETAS de José María Ballesteros
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