Álbum musical destacado por la página web oficial de la Universidad Nacional de Educación Pública Estatal Española (UNED). Apartado dedicado a MIGUEL HERNÁNDEZ, "Poemas musicalizados y discografía". Incluído también en la obra literaria del escritor y colaborador de Radio Nacional de España Fernando González Lucini, "MIGUEL HERNÁNDEZ ...Y su palabra se hizo música".

martes, 28 de octubre de 2025

Fenómenos sobrenaturales y leyendas árabes en Orihuela y su entorno: crónicas, ciencia y tradición oral

 

Introducción

La ciudad de Orihuela y su entorno inmediato —la comarca de la Vega Baja del Segura, incluyendo lugares como Murcia y Elche— constituyen una zona de extraordinario valor histórico donde confluyen vestigios culturales de distintas civilizaciones. Uno de los periodos más ricos, tanto en relatos históricos como en mitos y leyendas, es sin duda la época árabe o andalusí, cuando la región formó parte del Emirato, el Califato de Córdoba y diversas taifas. Es en este marco donde brotan crónicas, relatos pseudocientíficos y leyendas populares de naturaleza sobrenatural o extraordinaria, registradas por cronistas árabes, científicos y por la tradición oral que siglos después, aún sigue viva.

Este informe recopila, analiza y traduce relatos escritos en árabe —crónicas, manuscritos, estudios científicos, pseudocientíficos y leyendas populares— que abordan fenómenos sobrenaturales ocurridos en la ciudad de Orihuela o sus cercanías. El objetivo es brindar una panorámica exhaustiva de cómo estos hechos se percibieron y relataron en la mentalidad árabe de la región, poniendo el foco en las fuentes originales y en su transmisión histórica hasta nuestros días. El estudio se estructura en tres grandes apartados, desarrollados extensamente: (1) fenómenos sobrenaturales documentados por cronistas árabes, (2) relatos científicos o pseudocientíficos en árabe que mencionan a Orihuela, y (3) leyendas árabes populares referidas a Orihuela y zonas limítrofes como Murcia o Elche. Cada apartado se apoya en estudios recientes, traducciones y análisis críticos, priorizando siempre la fuente árabe y su contexto exacto de aparición.


1. Fenómenos sobrenaturales documentados por cronistas árabes

1.1. El Pacto de Teodomiro (Tratado de Orihuela): mito y realidad

Una de las fuentes más repetidas y de mayor peso en la construcción del imaginario sobrenatural en Orihuela es el conocido como Pacto de Teodomiro (también llamado Pacto de Tudmir), firmado en 713 entre el noble visigodo Teodomiro y ʿAbd al-ʿAzīz b. Mūsà, gobernador musulmán de al-Ándalus. Este tratado fue recogido en numerosas fuentes árabes —al-‘Udri (siglo XI), al-Dabbi (siglo XII), al-Himyari (siglo XIII) y al-Garnātī (siglo XIV)— y en cada una de ellas el relato presenta matices de naturaleza prodigiosa, especialmente en lo relativo a la supuesta “rendición mágica” de la ciudad.

La tradición oral y ciertos manuscritos interpolan en la crónica elementos sobrenaturales, como la transformación de mujeres y niños en una especie de ejército fantasmal para engañar a las tropas invasoras, relato que fuentes como DOZY consideran una inspiración del ciclo mítico de Mahoma y la defensa de la ciudad de Jair. En versiones árabes del pacto, reforzadas por crónicas mozárabes, se menciona explícitamente cómo Teodomiro, tras la derrota, “dispuso a las mujeres con los cabellos sueltos y cañas en vez de lanzas para defender las murallas”, provocando la indecisión de los asaltantes y forzando la famosa capitulación. Este episodio, aunque de matriz política, está imbuido de un elemento mágico atribuido tanto en crónicas árabes como en relatos hispano-cristianos posteriores.

Más allá del acontecimiento histórico y diplomático, la transmisión en lengua árabe del Pacto de Teodomiro otorga a Orihuela un aura sobrenatural: la ciudad figura en el tratado no solo como un enclave privilegiado, sino como un lugar protegido por una suerte de “bendición pactada” entre dos mundos. El texto reproduce fórmulas de invocación a “la protección de Dios y su profeta”, estableciendo un vínculo no solo político o militar, sino espiritual y casi esotérico sobre sus habitantes. Es significativo observar cómo la versión de al-‘Udri comienza con la fórmula: “En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso…”, reforzando la atmósfera de sagrado y prodigioso alrededor de la capitulación de la ciudad.

1.2. Epigrafía árabe: estelas funerarias y simbología sobrenatural en Orihuela

Otro testimonio directo del mundo invisible y sobrenatural en la Orihuela árabe son las inscripciones funerarias halladas en excavaciones arqueológicas recientes. Entre 1999 y 2001 se localizaron tres estelas funerarias con epígrafes árabes en el centro histórico de Orihuela, datadas entre los años 942 y 994 de nuestra era (siglos IV-X Hégira). Estos epitafios, estudiados en profundidad por M.A. Martínez Núñez, poseen una gran importancia porque son las primeras inscripciones árabes halladas in situ y evidencian la existencia de un cementerio islámico urbano de cierto relieve.

El valor sobrenatural de estas estelas radica en la carga simbólica y religiosa de sus inscripciones. La epigrafía funeraria musulmana no solo cumple la función de identificar al difunto, sino que lo hace invocando fórmulas caligráficas que apelan a la protección de Dios y a una paz solitaria, a menudo con expresiones de bendición y permanencia en el Más Allá. El uso de la caligrafía cúfica y la presencia de fórmulas tribales rememoran, además, la noción de que ciertos lugares y recintos funerarios pueden estar “santificados” o, por el contrario, “malditos” por quebrantar la austeridad prescrita por los alfaquíes. La sola existencia de estos recintos privados en cementerios públicos —a pesar de la desaprobación legal— participaba del imaginario sobrenatural: se consideraba que ciertas familias o linajes tenían derecho a espacios “protegidos” por fórmulas mágicas y oraciones inscritas en la piedra, lo que en la mentalidad popular era garantía o advertencia de prodigio y de respeto sagrado.

1.3. Baños árabes y creencias mágicas asociadas

El reciente hallazgo de baños árabes (hammām) del siglo XI en el Palacio de Rubalcava de Orihuela aporta un nuevo capítulo al acervo sobrenatural de la ciudad. Estos baños, con su estructura intacta, hipocausto subterráneo y múltiples estancias, conectan directamente con la tradición oral sobre “lugares encantados”. La arqueología ha confirmado su uso prolongado y su integración en el urbanismo andalusí.

En la literatura árabe y en los testimonios recogidos siglos después, los baños eran considerados espacios liminales, susceptibles de ser frecuentados por criaturas invisibles (yinn o genios), donde se practicaban rituales mágicos de purificación y curación sobrenatural. Las fuentes orales murcianas y murciano-oriolanas insisten en la pervivencia de leyendas sobre “baños malditos”, con presencias invisibles, susurros y sortilegios asociados, especialmente después del abandono o destrucción de estos espacios tras la conquista cristiana. Ejemplo de ello es la leyenda recogida en Murcia sobre unos baños árabes donde quedó encantada una mujer cristiana vigilada eternamente por un demonio, y el surgimiento persistente de agua de una piedra ensangrentada como testimonio del prodigio. Es razonable pensar que relatos similares existieron, o se adaptaron, en las leyendas urbanas de Orihuela, ahora reforzadas por la evidencia arqueológica reciente.

1.4. Rituales, luces y visiones: la leyenda de la Armengola

La tradición de las “luces milagrosas” asociadas a la Reconquista de Orihuela —en la figura de la Armengola y las santas Justa y Rufina— tiene un claro trasfondo de relato prodigioso con raíces tanto árabes como sincréticas. Manuscritos y oralidad describen cómo, la noche de la toma del castillo por las huestes cristianas, se vieron dos luceros fulgurando sobre las almenas, identificados con las patronas de la ciudad que, luminosas, guían a los sitiadores y recogen a un niño morisco lanzado al vacío.

En varios textos traducidos del árabe y en crónicas adaptadas se describen rituales nocturnos musulmanes, previos al asedio, en los que los guardianes del castillo piden protección contra la invasión, utilizando fórmulas y oraciones mágicas: "pidiendo, con antiguos rituales guerreros a la noche inmensa, la protección del profeta". La mezcla de hechos históricos con prodigios (dolor ardiente en el pecho de la Armengola, luces milagrosas, intervención sobrenatural de las patronas) da muestra de la mentalidad mágica formalizada en textos y crónicas, algunas en lengua árabe y otras en romance pero de tradición musulmana.

1.5. Tesoros encantados y guardianes sobrenaturales

El imaginario árabe e hispano-musulmán incluye episodios de tesoros ocultos por reyes moros al huir de las tierras conquistadas, protegidos por sortilegios, maldiciones o criaturas sobrenaturales. La leyenda de la Cueva del Tesoro en el Monte Arabí (Yecla) es paradigmática: narra cómo los árabes, al retirarse, dejaron escondidos fabulosos tesoros bajo encantamiento, custodiados por dos gigantes armados. Relatos similares atribuyen a ciertos parajes (como el Monte Arabí, los alrededores de Orihuela, Yecla y zonas de Elche) una intensa energía sobrenatural, con la aparición repetida de luces, ruidos inexplicables y guardianes invisibles.

El temor a romper la maldición o violar la prohibición mágica impedía a los lugareños intentar acceder a estos tesoros: los testimonios recogidos hacen hincapié en los “gritos y lamentos que subían del fondo de la mina” y en el abandono temeroso de la zona. Asimismo, derecho y sabiduría esotérica árabe postulaban que tales tesoros estaban “a la espera del regreso de los descendientes de aquellos árabes” para ser recuperados.


2. Relatos científicos o pseudocientíficos en árabe sobre Orihuela y la Vega Baja

2.1. Cosmografía, medicina y ciencia en manuscritos árabes peninsulares

La producción científica árabe en al-Ándalus se caracterizó por la combinación de ciencia empírica, elementos mágicos y teorías pseudocientíficas que permeaban el discurso sobre la naturaleza, la salud y el destino. Aunque no abundan los tratados puramente científicos referidos expresamente a Orihuela, sí existen referencias en crónicas árabes y obras compuestas en el ámbito del Sharq al-Andalus, la región en que se inserta Orihuela.

Por ejemplo, autores como Ibn al-Abbār (siglo XIII, nacido en Valencia, muy vinculado a Murcia y Orihuela) recopilaron biografías y anécdotas sobre científicos, médicos y filósofos de la zona, recogiendo relatos de sueños premonitorios, visiones místicas y recomendaciones médico-astrológicas, además de episodios de exiliados que narran haber presenciado “señales sobrenaturales” como presagios de la decadencia andalusí. En su obra “Durar as-simt fi aḫbar as-sibt” se relata el linaje del profeta, mezclando visiones y milagros, mientras que “At-Takmila fi kitāb as-Ṣila” (La continuación) es una crónica donde se describe el avance cristiano como una serie de señales nefastas percibidas en la naturaleza o en sueños de los sabios locales.

Por su parte, tratados médicos árabes muy influyentes en la zona —de autores como Abū l-Qāsim al-Zahrawī (Abulcasis), Ibn Zuhr (Avenzoar), Averroes o Avicena—, recogían entre sus capítulos descripciones de enfermedades de origen mágico, visiones y remedios que combinaban ciencia y superstición. Por ejemplo, aconsejaban el uso de ciertos amuletos, oraciones o talismanes para combatir enfermedades atribuidas a la acción de espíritus o jiin, en especial en pacientes que sufrían alucinaciones o “pasiones del alma”.

En esta línea, el análisis de los “interrogatorios inquisitoriales” sobre la medicina morisca en la Vega Baja revela que los sanadores árabes y moriscos locales —que actuaban en el ámbito rural tras la conquista— combinaban diagnóstico humoral con prácticas mágicas, exorcismos y el uso de fragmentos coránicos, a veces recitados en árabe confeso como parte de la terapia sobrenatural para males supuestos provocados por demonios, mal de ojo o sortilegios.

Las colecciones de manuscritos árabes en España, como las conservadas en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y la Biblioteca Nacional, incluyen obras sobre medicina, astrología y alquimia que, aunque sólo indirectamente mencionan Orihuela, forman la base doctrinal del saber pseudocientífico local, exhortando a leer “las señales del cielo y la tierra” para prever acontecimientos funestos o milagrosos. El “Calendario de Córdoba”, escrito en árabe y latín en el siglo X, circuló también por el sudeste peninsular y recomendaba, por ejemplo, observar las estrellas y la naturaleza para pronosticar plagas o elegir el mejor momento para sembrar, recogiendo creencias de ambiente mágico-astrológico.

2.2. Astronomía, alquimia e instrumentos portentosos

Autores andalusíes como Abbas Ibn Firnās o Azarquiel, aunque más activos en Córdoba y Toledo, ejercieron una influencia notable sobre el sur y el levante peninsular. Abbas Ibn Firnās, por ejemplo, fue famoso por construir una sala que representaba la bóveda celeste con truenos y relámpagos artificiales, fabricando relojes mecánicos y, principalmente, por su intento fallido de volar con alas hechas de seda y plumas, “olvidando ponerle cola” según el relato popular. Estos sucesos, difundidos entre cronistas árabes, fueron interpretados como manifestaciones de sabiduría sobrenatural y milagros técnicos, y su eco resuena en relatos sobre sabios y magos locales de ciudades como Murcia y Orihuela.

La alquimia fue otro terreno donde ciencia y esoterismo se mezclaron indisolublemente. La figura de Abū Maslama, citado en tratados de la corte andalusí, sostenía que el químico debía buscar la trasmutación de metales (plata en oro) y el elixir de la vida. Copias de sus tratados circularon en la corte de Alfonso X y alimentaron la creencia popular en la posibilidad de obtener riquezas sobrenaturales en enclaves señalados. La tradición local andalusí atribuye a estos saberes la existencia de “tesoros encantados” y la protección mágica sobre acequias, norias y orfanatos —lo que aún es perceptible en las leyendas de la región.

2.3. Apuntes modernos sobre ciencia y pseudociencia en la Vega Baja

En tiempos recientes, la Universidad Miguel Hernández y su Museo Didáctico e Interactivo de Ciencias han promovido jornadas para analizar la pseudociencia, las creencias en fenómenos sobrenaturales y la persistencia de explicaciones mágicas sobre hechos naturales en la Vega Baja, incluyendo Orihuela y sus alrededores. Estas investigaciones abordan desde un enfoque sociológico y filosófico la continuidad de la mentalidad prodigiosa arraigada en la región, heredera en parte de creencias y “explicaciones” transmitidas por manuscritos árabes, y su transformación en el folclore y la pseudociencia actual.


3. Leyendas populares árabes de Orihuela y áreas cercanas: tradición oral y registros escritos

3.1. La leyenda de la Armengola: entre la crónica árabe y el mito local

La leyenda de la Armengola es sin duda la más reconocible de la tradición oriolana. Cuenta cómo, a principios del siglo XIII, en el contexto del asedio cristiano, una mujer mozárabe, Hermenegilda-Eugenia, nodriza en la casa del alcaide musulmán Benzaddón, traiciona a su amo para advertir a los mozarabes del inminente exterminio planeado por los mudéjares. Ayudada por dos guerreros disfrazados de doncellas, logra infiltrarse en el castillo y abrir la puerta a las tropas de Jaime I, tras ejecutar al caudillo árabe.

La leyenda mezcla elementos de origen árabe y cristiano, pero es en la versión oral recogida en manuscritos hispano musulmanes donde aparecen los elementos sobrenaturales más notorios: dolor ardiente en el pecho de la Armengola al lanzar al hijo del alcaide desde la almena, aparición de dos luceros encendidos en lo alto del castillo que guían a las tropas cristianas (santas Justa y Rufina transmutadas en señales mágicas), y la protección sobrenatural de la ciudad durante la terrible noche. Se relatan oraciones nocturnas, invocaciones a Allah y la ejecución de rituales mágicos por parte de los guardianes musulmanes.

El relato sobrevive también a través del teatro y la música local, aunque siempre manteniendo el trasfondo de portento y espiritualidad.

3.2. Leyendas de tesoros y criaturas sobrenaturales – Monte Arabí, Yecla y Vega Baja

La oralidad árabe y luego morisca de la Vega Baja, documentada por estudios etnográficos y recopiladores modernos, recoge uno de los grandes ciclos de leyendas rurales: el de tesoros encantados, guardianes sobrenaturales y portales a otros mundos. El Monte Arabí, en Yecla, ostenta el rango de “lugar energético de alta vibración” donde vecinos y forasteros refieren ruidos, zumbidos, sombras y resplandores inexplicables, a veces puestos en relación con las almas de guerreros muertos en batallas pasadas.

La Cueva del Tesoro es el epicentro: según la fábula, allí se ocultó un inmenso botín durante la invasión musulmana, su entrada custodiada por figuras pétreas y protegida por un sortilegio mortal. Quienes lo buscaron habrían perecido o enloquecido. La leyenda confirma el poder prodigioso atribuido a las fórmulas mágicas-grabadas, difundidas originalmente por clérigos y escribas árabes, y después adaptadas al imaginario cristiano y local.

Otras variantes recogen la existencia de “puertas a otros mundos” en el mismo monte o la custodia de joyas por criaturas y entes invisibles (duendes, trasgos, culebres, sirenas) que, en definitiva, son adaptaciones de la mitología árabe sobre yinn, ifrit y hadas.

3.3. Espíritus, apariciones y maldiciones en la tradición árabe-morisca de Murcia y Elche

La leyenda del Morito Cabezo, muy extendida en Murcia, cuenta el amor imposible entre Abderramán y Mariquilla, cuya muerte trágica perpetúa la presencia del espíritu de la joven, que vaga errante cada noche por el cerro buscando a su amado perdido. La presencia de la Dama Blanca junto al río Segura, el espíritu vigilante del Farolico o la sirena de la cueva del agua, son parte del folclore oral que, con motivos recurrentes —amor imposible, castigo eterno, presencia espectral—, hunden sus raíces en los relatos árabes sobre hadas, genios y aparecidos.

En Elche, sobresale la creencia en apariciones, luces y sonidos extraños en la Torre de la Calahorra y en el subsuelo de la ciudad, atribuidos por la tradición tanto a maldiciones islámicas como a sociedades secretas posteriores, pero siempre con evocaciones de hechicería y espiritualidad oriental. Testimonios modernos insisten en que los túneles y sótanos excavados bajo iglesias y palacios albergan las huellas de antiguos magos, sabios y alquimistas musulmanes.

3.4. Los rituales mágico-religiosos árabes: prácticas y creencias

La Vega Baja y Orihuela han conservado prácticas rituales mágico-religiosas de origen árabe, como la celebración de festividades con luminarias en balcones (referencia a los luceros de la Armengola), el uso de amuletos y la creencia en el poder protector de ciertos lugares, palabras o gestos. Los estudios etnográficos muestran que muchos de estos rituales poseen una matriz andalusí, aunque sincrética con devociones cristianas, reflejando la fusión de valores de protección, curación y exorcismo presentes tanto en la medicina morisca como en la literatura sapiencial árabe.

La persistencia de estas prácticas confirma la capacidad del imaginario árabe para amalgamar, reinterpretar y perpetuar la visión de un mundo donde lo visible y lo invisible interactúan, y donde lo prodigioso puede aflorar tanto en acontecimientos históricos como en sucesos cotidianos.


Análisis, contexto y perspectivas

A la luz de las fuentes consultadas, es ineludible concluir que la percepción y el relato de fenómenos sobrenaturales en Orihuela y la Vega Baja fueron —y son— el resultado de una interacción compleja entre la historia política, la espiritualidad islámica y la transmisión oral de leyendas. Las crónicas árabes, a menudo escritas con intención didáctica o apologética, incorporan elementos maravillosos, advertencias proféticas y milagros diseñados para subrayar la excepcionalidad de una ciudad, explicar una derrota o justificar un pacto. En la mentalidad de la época, la intervención divina, los presagios y los portentos ocupaban un papel central en el curso de la historia.

El saber científico árabe, si bien eminentemente empírico en materias como la medicina y la astronomía, no era inmune a la presencia de lo sobrenatural: la alquimia, la astrología y la magia natural compartían espacio y protagonismo con la matemática o la química. Este trasfondo dio pie a una visión del mundo en la que lo preternatural podía surgir en cualquier encrucijada.

La tradición oral —puesto que muchas leyendas y relatos provienen de una transmisión más hablada que escrita— funcionó como un caldo de cultivo ideal para adaptar y reinterpretar los elementos maravillosos recogidos en las crónicas. Así, acontecimientos reales (como el Tratado de Orihuela o la presencia de sabios exiliados andalusíes) se vieron revestidos de prodigios y milagros, que con el tiempo transitaron a las leyendas que aún hoy pueblan el folclore local.

La arqueología reciente, al poner al descubierto cementerios islámicos, estelas funerarias y complejos termales andalusíes, ha reafirmado la historicidad, pero también el simbolismo, de muchos de estos relatos. La integración museográfica de estos hallazgos no hace sino reforzar la dimensión “sobrenatural” de la memoria local.

También debe destacarse el papel de la medicina tradicional y la magia blanca árabe en la mentalidad local, percibidas como un bagaje híbrido de ciencia y esoterismo, reflejo de la herencia multicultural de la Vega Baja. Las prácticas de exorcismo, uso de oraciones y talismanes, la creencia en el poder de la palabra escrita y los conjuros conservados en manuscritos árabes inciden en la confusión —fecunda— entre ciencia y magia.


Conclusiones

El estudio de los fenómenos sobrenaturales y de las leyendas de origen árabe en Orihuela y su entorno revela la profundidad y persistencia de un imaginario colectivo donde lo prodigioso y lo racional conviven, fusionándose en relatos que informan tanto de la realidad histórica como de la psicología de la comunidad.

Las fuentes árabes —crónicas, tratados, epigrafía—, junto a la oralidad popular, han legado a la región una visión del mundo abarcadora, compuesta por pactos sacralizados, milagros luminosos, aparición de espíritus, tesoros encantados, portentos celestes y prácticas de protección mágica o médica. La reciente revalorización arqueológica y museográfica de estos vestigios confirma el papel central del pasado andalusí en la identidad y en la cultura de Orihuela y la Vega Baja.

Este legado no es solo relevante para el folclore o la literatura, sino también para la comprensión de la integración histórica de la ciencia, la religión y la superstición en una misma matriz cultural, que aún hoy genera fascinación en investigadores, visitantes y habitantes de la región.



A continuación se desarrolla el contenido, aportando para cada fenómeno detalles de la fuente, traducción de los textos originales y contexto geo-histórico ampliado que permiten situar cada suceso dentro del corpus de relatos árabes de Orihuela y Vega Baja.

Aparición de dos luceros (Santas Justa y Rufina)

Interpretación:

La aparición de las santas patronas bajo la forma de luces en el cielo constituye un prodigio típico de la mentalidad medieval árabe y mediterránea: la identificación de astros o fenómenos luminosos con manifestaciones visibles de protección divina (o, en este caso, sincretismo entre las tradiciones cristianas y musulmanas, al tratarse de un relato fronterizo).

Trato mágico-político de Teodomiro

Interpretación:

El pacto es presentado casi como un “hechizo diplomático” y, en la mentalidad místicamente saturada de la época, la referencia constante a la protección de Dios y de Muhammad dota al tratado de una eficacia mágica y protectora sobre la ciudad y su región.

Cementerio islámico con construcciones funerarias

Interpretación:

La reiteración de fórmulas coránicas en los epitafios muestra el uso de la palabra escrita como protección sobrenatural, garantía de salvación y distinción social. La sacralidad del enclave y la presencia de construcciones exclusivas ponían de relieve el poder “invisible” de ciertas familias o linajes, tema recurrente en el folclore funerario árabe.

Tesoros encantados y custodios sobrenaturales

Interpretación:

La combinación de prodigios y custodios monstruosos procede del repertorio folclórico árabe (gigantes, ifrits) y se perpetúa gracias a la transmisión oral y la asimilación al entorno físico de la región.


Epílogo: la actualidad del legado sobrenatural andalusí en Orihuela

El recorrido por los relatos de Orihuela y Vega Baja subraya la profundidad de las raíces sobrenaturales y mágicas de la tradición árabe en la identidad local. Desde los tratados firmados bajo invocaciones sagradas, pasando por prodigios nocturnos y rituales mágicos recogidos en inscripciones y testimonios, hasta la persistente presencia de espíritus y custodios invisibles, la cultura arábigo-andalusí se resiste a desaparecer.

Las investigaciones académicas, la arqueología y la etnografía contemporáneas siguen hallando nuevos ejes de intersección entre lo mítico, lo científico y lo legendario, consolidando a Orihuela y su entorno como un campo privilegiado para el estudio del fenómeno sobrenatural tal como fue vivido y relatado por sus habitantes musulmanes.

Este informe constituye una síntesis de las fuentes árabes, traducidas al español, que han documentado, explicado o mitificado lo sobrenatural en la Orihuela medieval y su comarca, con la esperanza de contribuir a la revalorización —académica y popular— de un legado tan fascinante como esencial para la comprensión moderna de la región.



lunes, 27 de octubre de 2025

El Último Hechizo en el Bajo Segura: La Armengola de Orihuela contra la Encantá de Rojales

En la vega donde los canales dibujan hilos de plata sobre la tierra, la noche se cerraba como un velo que solo la bruma del río sabía levantar. Decían los mayores que, cuando la luna se afinaba, la orilla respiraba dos nombres: la Encantá de Rojales, criatura del agua y de los reflejos, y la Armengola, mujer que llevaba en las manos la historia del pueblo de Orihuela. Aquella primavera la tierra estaba sedienta; las acequias susurraban polvo y las huertas tensaban las raíces como si pidieran justicia. La Encantá, antigua y herida por olvidos que nadie ya nombraba, respondió con su venganza: volteó cauces en noches sin luna, fabricó espejos en los caminos y dobló las voces de quienes volvían del molino, hasta que los niños regresaban sin recordar el sendero. El miedo prendió en los tejados y los ancianos recordaron pactos rotos con el río.

La descendiente directa de la Armengola de Orihuela había llegado a Rojales días antes de que todo empeorara; no por azar, sino porque la familia la había llamado para quedarse en casa de unos parientes y cuidar de la abuela que ya no recordaba los nombres de las fuentes. Había llegado con cajas de juncos y mantones, con las manos aún de ciudad pero la sangre atada a costumbres antiguas, dispuesta a aprender lo que hacía falta para sostener la casa y la memoria. Al ver la sequía y el desasosiego, no tardó en entrar en la rueda de las mujeres que colgaban luceros en las orillas.

La Armengola no era hechicera por nacimiento sino memoria con piel; enseñó a la muchacha a hacer lo que siempre habían hecho cuando el agua cambiaba de humor: colgar luceros. No luceros cualquiera, sino faroles de vidrio y latón en cuya llama se guardaban nombres; encendieron cada uno pronunciando en voz baja el nombre de una fuente, de un pozo, de una mano que había abierto una acequia. Era un conjuro sencillo: luz que no solo ilumina sino que ata el recuerdo al cauce para que el agua no pueda ya borrarlo.

La Encantá vino arremolinada en niebla y se presentó con el don más peligroso que posee: el reflejo que miente. Forjó frente a la Armengola una figura líquida idéntica, con sus gestos y su cansancio, y le ofreció un trato cruel para devolver la lluvia: una vida joven por el oficio de guiar las manos de la gente. La joven, heredera de la Armengola, fingió ceder; dejó que la sombra celebrara el aparente triunfo, mientras las mujeres del pueblo encendían en cadena una secuencia de luceros, un parpadeo antiguo que seguía el ritmo de riego aprendido de madres a hijas.

La Encantá lanzó su canto—una madeja de notas que volvía los pasos, confundía los nombres y alzaba espejos que tragaban el camino—y con cada onda pretendió desvanecer la luz. Pero los luceros no combatían la niebla con fuerza: combatían con memoria. Cada parpadeo pronunciado, cada nombre dicho en voz alta, atravesaba el reflejo y le devolvía a la Encantá un rincón de su propia historia: la canción con que los segadores llamaban al agua, el nombre de la fuente donde nació un arroyo, la ofrenda de pan que antaño se dejaba en la orilla. Al sentir esos nombres, el poder de la Encantá vaciló porque su hechizo se sustentaba en el olvido humano.

Furiosa, la Encantá alzó un torbellino de agua y vidrio que quebró la noche en miles de espejos; el aire tembló y la bruma quiso tragarse la luz. La joven, con el lucero grande colgado al cuello y la voz de todo el pueblo en los labios, caminó hacia el epicentro como quien va a cumplirse un deber sagrado. Cantó el mantel de nombres que las mujeres habían tejido en la orilla, uno tras otro, sin vacilar. La luz del lucero respondió como un latido y cruzó el espejo líquido hasta tocar la verdad que la Encantá había escondido. El reflejo dejó de mentir porque la memoria que llevaba la heredera lo nombró entero; los hechizos se deshilacharon, los caminos recobraron su trazado y los niños, guiados por los destellos, volvieron a reconocer sus casas.

La Encantá no fue destruida, porque ninguna buena vieja leyenda permite la aniquilación de lo que pertenece al paisaje; se recogió entre los juncos y quedó más definida, menos furiosa, como quien recupera un rostro después de años de borrosidad. Los canales volvieron a su lecho con un murmullo de alivio y las huertas bebieron en orden. La joven regresó a la casa de los parientes con su lucero aún encendido y la abuela mejorada en la memoria, y aquella noche cada ventana colgó uno para que nadie volviera a olvidar los nombres y las obligaciones.

Desde entonces, cuando la bruma se aproxima y la luna vuelve a finarse, la gente de Rojales cuenta la noche en que la humana ganó porque supo convertir la luz en memoria y la memoria en arma de paz. La Encantá quedó como guardiana nombrada y la Armengola como la mujer cuya descendiente, llegada a quedarse en casa de parientes, sostuvo a la comunidad con luceros y palabras, y enseñó que la victoria más cierta es la que restaura los pactos que sostienen la vida.


Informe sobre fenómenos paranormales y extraños documentados durante el terremoto del 21 de marzo de 1829 en la Vega Baja del Segura (Orihuela, Almoradí, Torrevieja y Guardamar)

Introducción

El terremoto de la Vega Baja del Segura ocurrido el 21 de marzo de 1829 sigue siendo uno de los eventos sísmicos más catastróficos de la historia reciente española, arrasando con poblaciones enteras y dejando testimonios tanto de los estragos físicos como de una serie de fenómenos considerados inexplicables, paranormales o de carácter religioso por los testigos y cronistas de la época. Este informe sintetiza de manera sistemática y documentada los testimonios recogidos en fuentes primarias, tales como la Relación trágica del horroroso estrago... (1829), el Archivo Jesuita, así como el libro La catástrofe sísmica de 1829 y sus repercusiones de Gregorio Canales Martínez. El propósito central es distinguir entre fenómenos físicos, interpretaciones populares y mitos religiosos, proporcionando, para cada fenómeno, la descripción, el nombre del testigo (si está disponible), la fuente original del testimonio, y una interpretación desde perspectivas científicas, religiosas o simbólicas.

Este informe está estructurado en secciones dedicadas a cada tipo de fenómeno reportado e identifica para cada uno los diferentes estratos de interpretación, como una microguía o ficha técnica archivística. Al final, se incluye una tabla comparativa que clasifica los fenómenos según su naturaleza.

Contexto histórico y geográfico del terremoto de 1829

El potente sismo del 21 de marzo de 1829, conocido indistintamente como “terremoto de Torrevieja” u “Orihuela”, asoló la región del Bajo Segura, con especial impacto en Almoradí, Orihuela, Torrevieja y Guardamar del Segura. La intensidad del movimiento fue estimada entre IX y X en la escala MSK, con una magnitud calculada de 6,6 en la escala de Richter. El seísmo destruyó aproximadamente 2.965 viviendas y causó 389 muertes y 377 heridos, lo que llevó a la reorganización urbana de la zona bajo directrices del ingeniero Larramendi.

La naturaleza extraordinaria de la destrucción, la repetición de réplicas y la magnitud del desastre abonaron el terreno para percepciones de fenómenos incomprensibles que serían interpretados más allá de la explicación física, amalgamándose con las creencias religiosas, los miedos colectivos y los mitos ancestrales.

Metodología de análisis de los fenómenos

El tratamiento riguroso de los testimonios implica:

  • Revisión de narrativas y documentos originales aportados por cronistas eclesiásticos, autoridades locales y testigos presenciales.
  • Contraste entre descripciones físicas, explicación tradicional/científica e interpretación religiosa o simbólica.
  • Identificación de los nombres de los testigos cuando la fuente lo remite.
  • Priorización de fuentes primarias y secundarias de mayor rigor documental.
  • Detección de patrones interpretativos recurriendo a literatura sismológica, folklore y filosofía de la religión.

Fenómenos documentados durante el terremoto de marzo de 1829

A continuación se describen de forma pormenorizada los principales fenómenos reportados, desglosando para cada caso la información exigida.

1. Lenguas de fuego y fenómenos lumínicos

Nombre del fenómeno: Lenguas de fuego / Luces extrañas

Descripción: Numerosos testigos aseguraron haber visto “llamas” o “lenguas de fuego” saliendo de la tierra o de las grietas abiertas por el terremoto, así como resplandores y luminiscencias en el cielo y sobre el mar. Estas observaciones aparecen mencionadas tanto en la Relación trágica del horroroso estrago… como en romances de literatura popular y cartas de la época. Se describen globos de fuego, rayos y llamaradas de aspecto inesperado, generalmente previos o coincidiendo con los instantes críticos del terremoto.

Nombre del testigo (si disponible): No se asigna un nombre concreto, sino colectividades o testigos anónimos referidos en las relaciones y romances. La “Relación trágica” y la literatura popular mencionan el fenómeno de manera colectiva.

Fuente original: Relación trágica del horroroso estrago... (1829); literatura popular y relaciones impresas de la época; compilaciones en La catástrofe sísmica de 1829.

Interpretación científica: Hoy se reconoce el fenómeno de las “luces de terremoto” (Earthquake Lights, EQL) como un evento natural reportado, aunque no del todo comprendido. Las hipótesis actuales proponen la triboluminiscencia – emisión de luz por la rotura de rocas bajo gran presión –, así como la ignición de gases como el metano y el radón liberados en el momento del fracturamiento de suelos. A través de descargas eléctricas o fricción, estos gases pueden generar llamas o efectos luminosos. Se ha documentado en sismos modernos y recientes el surgimiento de auroras, flashes e incluso bolas de luz.

Interpretación religiosa: La tradición cristiana, abonada por siglos de providencialismo, identificaba estos fuegos con “señales de la cólera de Dios” o advertencias celestiales. En predicaciones y panegíricos se interpretaron como manifestaciones directas de ira divina o intervención milagrosa.

Interpretación simbólica: El fuego tiene profunda raigambre en el imaginario del juicio providencial y en la cosmovisión de lo numinoso, asimilado a la purificación o destrucción apocalíptica. En el folklore sobre terremotos se menciona que el temblor y el fuego son señales inequívocas de cambios en el orden natural y moral.

Distinción entre hechos físicos, interpretación popular y mito religioso:

  • Hecho físico: Emisión de gases, triboluminiscencia, ignición de metano/radón.
  • Interpretación popular: “Volcanes de fuego” o “luces del fin del mundo”.
  • Mito religioso: Llamas como castigo y señal de la ira de Dios.

2. Campanas que se tocaban solas

Nombre del fenómeno: Toque espontáneo de campanas

Descripción: Diversos cronistas y testigos afirman que, al producirse las sacudidas sísmicas, las campanas de iglesias y conventos comenzaron a sonar solas, sin intervención humana. El fenómeno fue registrado en numerosas localidades, incluyendo Almoradí, Orihuela y Torrevieja, y relatado por cronistas como José Antonio Ponzoa. La campana mayor de Almoradí (“Andrea”), que sobrevivió al derrumbe de la iglesia parroquial, adquiere un estatus casi milagroso, ligada al recuerdo emocional del desastre.

Nombre del testigo (si disponible): José Antonio Ponzoa (cronista y testigo indirecto, recogiendo testimonios en la ciudad de Murcia); comunidad parroquial de Almoradí.

Fuente original: Memoria sobre el terremoto de Ponzoa (1829) citada en Ciudad y arquitectura después del terremoto del 1829; documentación local y archivos parroquiales.

Interpretación científica: El movimiento sísmico suele causar oscilaciones violentas en estructuras colgantes como campanas, generando que el badajo golpee espontáneamente el contorno y provoque repiques sin intervención manual. Este mecanismo es incluso descrito en catálogos sismológicos modernos como indicador de la intensidad de un temblor.

Interpretación religiosa: Para la población de la época, el tañido espontáneo de las campanas era interpretado como un llanto del pueblo o el “grito de socorro” de la propia iglesia, así como una señal de urgencia espiritual, llamada a la oración o súplica hacia el cielo por protección.

Interpretación simbólica: La campana, en la tradición cristiana, marca el paso del tiempo, el llamado a la misa y el anuncio de catástrofes o muerte. Su repique incontrolado sin mano humana podía ser leído como el aviso del Juicio Final.

Distinción:

  • Hecho físico: Movimiento pendular inducido por la onda sísmica.
  • Interpretación popular: “Almas penando” o “voz de la iglesia en peligro”.
  • Mito religioso: Milagro de protección o castigo.

3. Visiones religiosas y prodigios místicos

Nombre del fenómeno: Visiones de santos/ vírgenes y prodigios místicos

Descripción: Las crónicas y cartas reunidas en el Archivo Jesuita y la Relación trágica... recogen testimonios de personas que creyeron ver figuras sobrenaturales o santos interviniendo, como San Emigdio (patrón contra terremotos), San Roque o la Virgen María. Hay referencias a la protección milagrosa sobre determinadas poblaciones o casas habitadas por personas declaradas “de buena fe”. Este tipo de visiones es frecuente tras catástrofes naturales, especialmente cuando una parte de la población queda ilesa frente a la destrucción generalizada.

Nombre del testigo (si disponible): Numerosos testigos anónimos; párrocos locales; Felix Herrero Valverde, obispo de Orihuela, quien impulsó la devoción a San Emigdio.

Fuente original: Relación trágica del horroroso estrago... (1829); cartas parroquiales y crónicas en el Archivo Jesuita y relatos recogidos por Canales Martínez.

Interpretación científica: Desde el ámbito de la psicología social, este tipo de visiones se explican por el efecto del trauma postcatástrofe, la sugestión colectiva y la tendencia a reinterpretar eventos inusuales mediante el prisma de la esperanza o el consuelo religioso. En situaciones de estrés extremo o “pánico místico”, los individuos pueden experimentar fenómenos alucinatorios pasajeros, magnificados posteriormente por el rumor colectivo.

Interpretación religiosa: Se considera intervención directa de los santos o de la Virgen en la protección de los fieles, como figuras mediadoras ante la ira divina. La interpretación oficial de la Iglesia que se recoge en la época legitima estas visiones, relacionándolas con la devoción y la fe del pueblo.

Interpretación simbólica: Los relatos de aparición santa cumplen una función psicocultural de consuelo, refuerzo de la religiosidad popular y consolidación de la identidad local (p.ej. San Emigdio como protector de la comarca).

Distinción:

  • Hecho físico: Visiones inducidas por estrés/trauma; procesos psicosociales colectivos.
  • Interpretación popular: Aparición milagrosa.
  • Mito religioso: Patrones protectores que aseguran la continuidad de la comunidad y la fe.

4. Ruidos subterráneos y retumbos

Nombre del fenómeno: Ruidos subterráneos / Tronidos desde las profundidades

Descripción: Muchos relatos de la época insisten en la percepción de “horribles ruidos subterráneos” o “estruendos atronadores” que preceden o acompañan los movimientos del suelo. Se describen como retumbos profundos, a veces comparados con detonaciones, cañonazos o el paso de una tormenta intensa.

Nombre del testigo (si disponible): Testigos generales consignados en cartas a la Gaceta de Madrid y en relaciones oficiales de alcaldes y párrocos.

Fuente original: Relación trágica...; cartas de ayuntamientos y párrocos (recopiladas en el libro de Canales Martínez).

Interpretación científica: Los ruidos sísmicos, llamados por los sismólogos actuales “bramidos” o “retumbos símicos”, son un fenómeno físico asociado a la propagación de ondas sísmicas a través de formaciones rocosas. Los sonidos pueden ser audibles en la superficie por el efecto de vibraciones de baja frecuencia anteriores a la llegada de la onda principal. Asimismo, los efectos de cavidades, fracturas y suelos parcialmente saturados de agua pueden amplificar estas sonoridades.

Interpretación religiosa: Para los habitantes, tales ruidos eran interpretados como la voz de la tierra clamando, gritos del infierno, o la señal de la cólera de Dios. En la mentalidad providencialista, el “río subterráneo” era tradicionalmente una morada de fuerzas sobrenaturales.

Interpretación simbólica: El ruido subterráneo como signo precursor de desastre impregna el folklore ibérico e hispanoamericano, anclado en el terror ante lo desconocido que se prepara bajo tierra.

Distinción:

  • Hecho físico: Bramidos provocados por el paso o ruptura de ondas sísmicas.
  • Interpretación popular: Presagio del desastre; “dragones” sepultados despertando.
  • Mito religioso: Voz de la tierra airada por mandato divino.

5. Derrumbes inexplicables y casos singulares de destrucción

Nombre del fenómeno: Derrumbes inexplicables atribuidos a causas sobrenaturales

Descripción: Se produjeron casos de edificios o viviendas que cayeron por completo mientras otras anexas quedaban en pie sin daños aparentes. Los testigos atribuyeron esta selección de ruinas y salvación a causas sobrenaturales (pena, milagro o castigo especial) o a la protección de imágenes sagradas rescatadas intactas entre los escombros.

Nombre del testigo (si disponible): Testigos anónimos; relatos recogidos por José Antonio Ponzoa y por el obispo Félix Herrero Valverde.

Fuente original: Memoria sobre el terremoto (Ponzoa, 1829); cartas parroquiales y recopilaciones de la Relación trágica.

Interpretación científica: El comportamiento diferencial de los edificios ante un terremoto responde a la tipología constructiva, calidad del suelo, materiales, cimentación y destino aleatorio de las ondas sísmicas. Es habitual que colapsen inmuebles de mayor masa y altura emplazados sobre suelos menos consolidados o con cimentación defectuosa. El caso de imágenes sagradas encontradas intactas puede explicarse por su ubicación (nicho, retablo más aislado del derrumbe, etc.).

Interpretación religiosa: La salvación milagrosa o la destrucción selectiva era interpretada según la fe y las obras de los habitantes: “Dios protegió a los justos”, o “castigó con el derrumbe a los impíos”.

Interpretación simbólica: En la cultura oral, la destrucción selectiva es leída como decisión de fuerzas superiores que juzgan a la colectividad e individualmente.

Distinción:

  • Hecho físico: Vulnerabilidad estructural diferencial, azar físico.
  • Interpretación popular: Destino, providencia.
  • Mito religioso: Recompensa divina o castigo.

6. Fenómenos hidrogeológicos (borboteos, chorros y cráteres)

Nombre del fenómeno: Emanaciones y cráteres de agua/lodo; borboteos hidrogeológicos

Descripción: Particularmente en las salinas de Torrevieja, se documentaron a lo largo de meses y años posteriores al seísmo chorros repentinos y borboteos de agua o lodo de hasta un metro de altura; la aparición súbita de cráteres de 3 a 30 metros de diámetro en la costra salina y el surgimiento temporal de nuevas fuentes en localidades como San Miguel de Salinas o Los Montesinos. Se reportó un aumento del nivel de aguas subterráneas y la muerte masiva de peces en el Segura por emanaciones sulfatadas.

Nombre del testigo (si disponible): Trabajadores de las salinas entrevistados por De Prado (1863); informes de ingenieros y administración de salinas.

Fuente original: Memoria de Larramendi (1829); estudios hidrogeológicos posteriores en la zona; La catástrofe sísmica de 1829 y sus repercusiones.

Interpretación científica: Estos procesos son típicos de la “licuefacción” del suelo y la sobrepresión de acuíferos por movimientos sísmicos. En suelos no consolidados, el terremoto puede causar que el agua subterránea y los sedimentos finos asciendan violentamente, abriendo boquetes y cráteres (conocidos en la ciencia moderna como “volcanes de arena” o precisamente licuefacción). El análisis geotécnico ha corroborado la existencia de rellenos artificiales en las vegas aluviales del Segura y en las salinas, altamente propensos a tales rupturas durante el sismo.

Interpretación religiosa: La súbita erupción de agua o lodo se interpretó como otro signo de castigo o señal del fin de los tiempos (“la tierra vomita sus entrañas”).

Interpretación simbólica: Los cráteres y chorros son leídos como portales al inframundo (infierno) o como heridas abiertas en la piel del planeta como reacción al pecado de la humanidad.

Distinción:

  • Hecho físico: Licuefacción, sobrepresión de acuíferos por sismo.
  • Interpretación popular: Presagio maligno, “la tierra sangra”.
  • Mito religioso: Manifestación de la cólera de Dios.

7. Anomalías en animales y comportamiento precursor

Nombre del fenómeno: Presagio animal (comportamiento inusual de animales)

Descripción: Algunos relatos recogidos en fuentes populares y literatura del siglo XIX mencionan que, momentos antes del sismo, numerosos animales (especialmente perros, caballos y aves) mostraron signos de inquietud, huyeron o emitieron sonidos alarmados.

Nombre del testigo (si disponible): Testimonios anónimos incluidos en Los terremotos de Orihuela o Enrique y Florentina.

Fuente original: Literatura popular, testimonios recogidos en la novela mencionada y pliegos de cordel.

Interpretación científica: Es frecuente, y hoy bien documentado, que animales perciban vibraciones sutiles, cambios en el campo electromagnético o gaseoso y ruidos subterráneos inapreciables para el oído humano antes de terremotos. Su reacción de huida es, por tanto, un indicador físico fiable aunque imperfecto de actividad sísmica inminente.

Interpretación religiosa y simbólica: Se entendía como “don de adivinación animal” o “mensajeros de agüero”, asociados tanto a la protección (advertencia) como a la fatalidad.

Distinción:

  • Hecho físico: Agudeza sensorial animal para precursores sísmicos.
  • Interpretación popular: Alerta mística.
  • Mito religioso: Intervención divina a través de los animales.

8. Estratos emocionales y expresiones poéticas: Romances y literatura sísmica

Nombre del fenómeno: Manifestaciones literarias y poéticas del desastre

Descripción: Junto con las crónicas oficiales, los romances de ciego y la poesía popular constituyeron auténticas “crónicas emocionales” del seísmo, recogiendo relatos de prodigios, señales del cielo, castigos y milagros.

Nombre del testigo (si disponible): Diversos autores anónimos y reconocidos, como Mariano José de Larra.

Fuente original: Literatura popular sísmica (compilado por Fernández Rodríguez de la Torre); romances de la época.

Interpretación científica: La literatura oral refleja el impacto psicológico y social del desastre, categorizando el miedo, la esperanza y la interpretación activa (teúrgica).

Interpretación simbólica y religiosa: Refuerza y modela la percepción del desastre como cruce entre determinismo natural/divino y destino colectivo.

Distinción:

  • Hecho físico: Testimonio emocional interpretado literaria/artísticamente.
  • Interpretación popular: Relato acercado al misterio, la advertencia y la esperanza.
  • Mito religioso: Reforzamiento de la cultura providencialista.


Consideraciones sobre mitología y creencias populares ante terremotos

Es importante reconocer que la interpretación providencialista era predominante en la España del siglo XIX. Conforme a Gelaberto Vilagrán y otros historiadores, la Iglesia católica articulaba una “pastoral del terror” donde los desastres naturales eran vistos como instrumentos de reforma moral y religiosa. Sin embargo, en paralelo subsistían mitos de raigambre precristiana y popular, en los que el temblor de la tierra era obra de dragones, demonios o fuerzas del inframundo, y los animales eran presagios vivos de lo que iba a suceder.

La modernización del estudio de los terremotos, que en siglos posteriores buscó explicaciones físicas y sismológicas (teoría de placas, rebote elástico, medición de licuefacción y triboluminiscencia), ha ido desplazando gradualmente las explicaciones sobrenaturales, aunque estas siguen activas en el imaginario popular, exacerbadas en situaciones de crisis o desastres agudos.

Repercusiones y legado en la reorganización urbana y cultural

Cabe mencionar que el impacto de la interpretación de los fenómenos extraños y religiosos tuvo efectos concretos en la reconstrucción física y simbólica de la comarca del Bajo Segura. Bajo la dirección del ingeniero Larramendi y la supervisión religiosa del obispo Félix Herrero Valverde, la reedificación se realizó bajo estrictos parámetros antisísmicos (casas de un piso, calles anchas, eliminación de estructuras altas) y con un marcado énfasis en la cohesión comunitaria, solidaridad y religiosidad renovada.

El refuerzo del culto a San Emigdio, por ejemplo, se consolida a partir de este evento, convirtiendo al santo en copatrón de la región y generando tradiciones persistentes hasta el presente. La memoria colectiva del seísmo, alimentada por romances y relatos, dejó huella profunda en la cultura local, la arquitectura y la percepción del riesgo natural.

Conclusiones

El terremoto de 1829 en la Vega Baja del Segura actuó como catalizador de una compleja interacción entre hechos físicos, creencias religiosas y mitos populares. La revisión rigurosa de las fuentes primarias y secundarias muestra que la mayoría de los llamados fenómenos “paranormales” encuentran explicación en procesos naturales, agravados o magnificados por la percepción colectiva del terror y la necesidad de dotar de significado a lo inexplicable.

No obstante, la persistencia y fuerza de las interpretaciones religiosas y simbólicas evidencia el arraigo de una visión del mundo en la que lo físico y lo espiritual se funden ante el desastre. La función consoladora, cohesionadora y explicativa de la religión y el mito, en contextos de crisis, es tan operativa como las medidas arquitectónicas o científicas aplicadas a la prevención y reconstrucción.

La investigación de los fenómenos extraños del terremoto de 1829 sirve no solo para entender la historia local, sino también para ilustrar la manera en que una sociedad reacciona y se adapta ante el trauma colectivo, traduciendo el horror en narrativas de sentido, fe y resiliencia.