Álbum musical destacado por la página web oficial de la Universidad Nacional de Educación Pública Estatal Española (UNED). Apartado dedicado a MIGUEL HERNÁNDEZ, "Poemas musicalizados y discografía". Incluído también en la obra literaria del escritor y colaborador de Radio Nacional de España Fernando González Lucini, "MIGUEL HERNÁNDEZ ...Y su palabra se hizo música".

domingo, 22 de julio de 2018

Mi primera experiencia en vivo en una investigación paranormal


Hace unos pocos días recibí un correo electrónico en donde una persona me transmitía un pesar muy grande pues me contaba que por las noches era incapaz de pegar ojo en su domicilio al transcurrir una serie de fenómenos extraños que la tenían atormentada.

Me puse en contacto con mis amigos los investigadores del 
Grupo G.I.P. SanCis que no dudaron en acudir al rescate de dicha persona.

Esto fue el sábado 21 de Julio a las 19:00 de la tarde.

Mi mujer y yo acudimos como invitados a esta investigación en vivo.

Llegamos con retraso por culpa de unas pequeñas complicaciones de última hora.

Pero, nada más entrar a la vivienda, la sensación que me dio fue de que aquello era una pequeña locura, pues conforme ponía mis pies en el pasillo, los pitos ensordecedores de los detectores de presencias no paraban de chillar con su sonido atronador.

Así que tuve una sensación muy extraña. Pues comparado con los programas de misterio como Cuarto Milenio que te lo presentan todo de noche, bonito, con música tétrica...

Aquello era diferente, pues la luz entraba por todas partes.

El aire fresco escaseaba ya que no corría ni una pizca de corriente. Así que la sensación primera fue de agobio pues la casa estaba llena de gente atareada con sus equipos y todos sudábamos sin cesar. En total éramos siete personas.

Cuando llegamos, las pilas de varios instrumentos y las baterías recargables ya habían dejado de funcionar, como si algo allí les hubiera robado toda la energía, y Vero, mientras nos ponía al corriente de la situación, mandaba a uno de los integrantes de su equipo que sacara del maletín nuevas cargas para poder seguir con su trabajo.



La estampa era la siguiente, una mesita de café en donde nos habían colocado un vaso con refresco a cada uno y en la parte de la izquierda, una campanilla con la que incitar a los entes y una Spirit Vox con su pertinente grabadora conectada para ir registrando toda la actividad de la misma.



Vero nos invitó a entrar en varias habitaciones para ver si éramos capaces de sentir algo y recuerdo que en una de ellas sentí un escalofrío y un cosquilleo en la nuca con solo poner un pie cerca de la puerta. Mi mujer dijo que no sentía nada. Pero pasados unos segundos, como si algo frío nos tocase las piernas sí que fue percibido por ambos.

En varias habitaciones se habían colocado una serie de dispositivos electrónicos para detectar presencias o movimientos y otro tipo de equipo que no supe para qué servía.

Adri hacía una lectura de la energía de la casa mientras nosotros nos volvimos a la habitación donde nos habían puesto la bebida que no era otra cosa que un zumito.

Todo el equipo y la dueña de la casa instalados junto al pequeño balcón tratando de conseguir algo de alivio en esa tarde tan calurosa.

Vero dijo en voz alta para demostrarnos como actuaban:

- ¿Podéis disparar el sensor de movimiento?- 


Y la respuesta fue instantánea. Un pitido sonó a lo lejos en una de las habitaciones donde estaban colocados los sensores de presencia.


Luego unas palabras registradas en la Spirit Vox que no supe identificar.

Esto duró un buen rato en la que a determinadas preguntas se producían consecuentes acciones sin explicación.

La verdad es que me mantuve escéptico, firme en mis convicciones de que allí no había nada y que todo no era más que autosugestión.

Pero entonces empezaron las respuestas inteligentes irrefutables de lo que hubiese en aquel sitio.

Se mantuvo una conversación con algo que respondía a cada pregunta, bien utilizando los detectores con un pitido o dos para indicar sí o no, o bien a través de voces que hablaban por la Spirit Vox.

Me sorprendió escuchar una palabra que identificamos como “kiti”.



Al principio no le di importancia pues no tenía sentido para mi. Pero Vero nos aclaró que kiti precisamente era como se llamaba una de las dos chicas que estaban sentadas delante de la Spirit Vox junto a nosotros.

Me pareció muy significativo la tranquilidad y elegancia con la que manejaban la situación los del equipo, como si lo hubieran hecho miles de veces y ya no les sorprendiera nada de lo que ocurriera, hablaban con el ente o los entes con naturalidad, sin temor, como si los vieran allí mismo.

Yo miraba a mi mujer una y otra vez. Pero aún necesitaba una prueba que no fuese dependiente de la interpretación subjetiva, sino que ocurriera algo que me diera autenticidad del fenómeno.

Entonces empezaron los olores.

Un olor desagradable apareció por toda la casa. Intentamos detectar su origen, en la calle, en la escalera, entre los vecinos preguntándoles. Era seguro que aquello venía de la propia vivienda.

Aún así, no era suficiente para mi.

Escuchamos un golpe en directo y Vero fue a verificar lo que había ocurrido.

Nada, un golpe extraño sin sentido que no adivinamos su significado pero que no obedecía a nada físico que hubiese ocurrido.

Después de un buen rato Vero decidió que era el momento de “limpiar” la casa de esos seres espirituales a los que denominó como “Larvas”.

Así que el equipo se puso manos a la obra y cada uno acudió a una faena distinta dejándonos solos en aquella habitación a mi mujer y a mi con la dueña de la casa.

La señora se sentó frente a una mesa con la Spirit Vox casi pegada a su boca y empezó a hacerle una serie de preguntas y allí fue cuando mi escepticismo empezó a derrumbarse por completo.

Los dos hechos más relevantes en aquella conversación inteligente fueron tal y como cuento:

La señora preguntó:

-¿Quién eres? ¿Eres de Marruecos?- (La mujer había vivido una temporada allí).

El aparato chisporreó un segundo y la repuesta fue inmediata, ya que una voz respondió electrónicamente: “Marruecos”. Cosa que es imposible, si alguien sabe como funciona una Spirit Vox tiene que saber que hay una entre mil millones de posibilidades para que ocurra semejante hecho.

Pero la cosa no acaba ahí, la dueña preguntó entonces:

-¿Cual es tú propósito?, ¿Quieres, hacerme daño?

De nuevo una pausa muy breve de mili segundos y después una voz diferente a la anterior pero del mismo estilo respondía:

- ¡Por supuesto!-


Noté como a mi mujer se le quedaba la cara en blanco. Habíamos asistido a una conversación en directo como mínimo con alguna conciencia inteligente e invisible que respondía con descaro a las preguntas.

Y así varias respuestas más.

Todo quedó registrado en las grabadoras de audio pero no tengo el permiso para ponerlas por petición de la dueña de la vivienda que teme por si alguien la reconoce y no quiere pasar como una lunática entre sus vecinos.

No tengo respuestas para lo que vivimos allí.

¿Casualidades?, podría ser por supuesto pero les aseguro que no hay trampa ni cartón. Yo mismo fui testigo de todo cuanto les relato.

Ya no fue cosa de interpretar lo que la voz había dicho como en las clásicas psicofonías, las palabras que escuchamos fueron claras y concisas como nunca había oído en un programa de misterio.

¿Fueron emisoras de radio que se colaron en ese mismo instante pronunciando justo las respuestas a nuestras preguntas?, júzguenlo ustedes mismos.



Es muy difícil atribuirles el mérito a las emisoras cuando nombres de los que estábamos allí sonaron por el altavoz de la Spirit Vox como Kity, Vero, Adri.

Los golpes que sonaron sin sentido y que no obedecen a ninguna lógica sensata, el olor desagradable. 


No sé que explicación tendrá pero haberlo vivido en directo fue emocionante, sin ese toque mágico que le da la nocturnidad de los programas adulterados de radio o televisión, pero suficiente para mantenernos alerta y con los nervios a flor de piel.

La aventura terminó en plena luz, ya que no había oscurecido todavía y con la casa supuestamente limpia de malas energías.

La mujer se quedó satisfecha y con la esperanza de haberse librado del problema.

El equipo de Vero había realizado un buen trabajo y de forma completamente altruista, sin pedir nada a cambio.

Nosotros mismos fuimos de habitación en habitación comprobando que las sensaciones que habíamos tenido al principio al llegar a la casa ya no se producían. Ni rastro de escalofríos, cosquilleos ni corrientes de aire fresco que nos rozara las piernas.

Nos despedimos con una breve charla en la calle y después, cada uno para su casa.

Bueno, en nuestro caso, corriendo para ver el desfile de los moros que estaba a punto de empezar. 

Fue una experiencia espectacular que no me va a cambiar lo que pienso de todo este tema ya que sigo firme a mis propias teorías, pero que era obligatoria que la tuviéramos algún día y ha sido fantástica.